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12 de noviembre de 2025 07:58

La letra de las canciones se apoya en recursos literarios, específicamente poéticos. Sólo excepcionalmente es a la vez poema. A más de probables circunstancias afortunadas (melodía y palabras surgidas al mismo tiempo), bien porque el texto antecedió a la música, bien porque a la larga la letra se ha ido afinando (las barras de hierro “que dicen que se robó” Heraclio Bernal se vuelven de plata), lo que permite separarla de la música y considerarla por sí misma arte. Hay, cierto, aunque no abundan, los textos poéticos acomodados a melodías prexistentes (rememoro para el caso Youkali, pieza que se hizo famosa con la letra de Roger Fernay, bastante posterior al instrumental tango-habanera de Kurt Weill incluyó en Marie Galante, de Jacques Deval).

Recursos literarios y aun específicamente poéticos, digámoslo en tono conversacional, “sobran”; entre los más elementales de las llamadas “letras” señalemos como indispensables dos: metro y rima. Formal y no artísticamente cualquier composición verbal que observe éstos puede ser visto como poema y desde luego servir de letra de canción, jingle, coro de algún juego…

Difícilmente “Estaban los tomatitos / muy contentitos / cuando llegó el verdugo / a hacerlos jugo…”, ¿Fernando del Paso?, o “Hebritas, hebritas de oro / que se me vienen quebrando…”, tradicional, podrían denominarse canciones. Sus objetivos son otros. Dicho en general el poema exige más que la letra, que cuenta con el apoyo sensible de la melodía, pero ello no quiere decir que prescinda de aspiraciones líricas (la letra tiende al poema), ya eficiente, ya deficientemente atendidas. Prosopopeyas, símiles, metáforas, concatenaciones… aparecen tanto en las letras como propiamente en la poesía.

El himno, expresión de una colectividad determinada (deportiva, política, religiosa) asimismo conlleva recursos literarios, tiende naturalmente al poema. Topé casualmente en Internet con el himno del Partido Acción Nacional (data de 1940), de Gonzalo Chapela y Blanco –quien fuera diputado, periodista, profesor, músico y, según algunos de sus correligionarios contemporáneos, “inspirado poeta”, aunque de escasa producción–. En un sentido estrictamente literario me sorprendió su pobreza de recursos. De ahí, deduzco, que recientemente se le encargara un promocional (hasta no oír no opinar) a Manuel Pacho, quien hizo, sin letra, el himno del Partido Popular español.


 

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