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El último episodio de la novela de Grupo Salinas se televisará el próximo jueves, en vivo, desde las instalaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Foto
El último episodio de la novela de Grupo Salinas se televisará el próximo jueves, en vivo, desde las instalaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Foto Cristina Rodríguez
12 de noviembre de 2025 07:56

Todo indica que, tras no menos de 102 capítulos transmitidos en 16 años, el lacrimoso culebrón fiscal protagonizado por el barón de los abonos chiquitos está a punto de concluir, y para el Estado mexicano el final será rotundamente feliz, aunque no para el megalómano Ricardo Salinas Pliego, quien pagará el voluminoso adeudo al Servicio de Administración Tributaria (SAT) que acumuló desde el sexenio de Felipe Calderón. Y el último episodio se televisará el próximo jueves, en vivo, desde las instalaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Además, como es adicto a no pagar, hoy vence el ultimátum que le dio la Suprema Corte de Nueva York.

Como diría Juanga, “lo que se ve no se pregunta”, de tal suerte que no había ninguna necesidad de que el barón se autoproclamara de ultraderecha, porque siempre lo ha dejado claro con su proceder, discurso de odio, racismo, clasismo, fanfarronería, y actitud de “todopoderoso”, con bufones, merolicos y siervos a sus pies. De cualquier forma, se acabó la fiesta y la protección del régimen neoliberal y sus achichincles en el máximo tribunal de país.

La información publicada por La Jornada (Iván Evair Saldaña y Redacción) es contundente: “en los últimos cinco años, empresas de Grupo Salinas han promovido 102 recursos ante la SCJN, los cuales han dilatado la resolución en definitiva de nueve juicios contra créditos fiscales que suman más de 49 mil millones de pesos por concepto del impuesto sobre la renta (ISR), actualización, recargos y multas. El alto tribunal tiene previsto resolver este jueves siete de los nueve litigios pendientes, mediante proyectos que abordan amparos directos en revisión, recursos de reclamación e impedimentos. Sus efectos confirmarían las sentencias de tribunales colegiados que obligan a Grupo Elektra y Tv Azteca a pagar dicha cantidad a la Secretaría de Hacienda, correspondientes a los ejercicios de 2009 a 2015”.

Algo más: “el juicio con más impugnaciones de Elektra corresponde al amparo directo en revisión 6321/2024, que cuestiona el crédito fiscal más cuantioso, originalmente determinado por el SAT en 18 mil 455 millones de pesos por concepto de ISR del régimen de consolidación fiscal de 2013; con recargos, multas y actualizaciones, las autoridades reclaman 33 mil 306 millones. Sobre este litigio, la empresa interpuso 28 recursos, desde solicitudes de facultad de atracción, en los que desde 2021 pedía a la Corte revisar el caso, reclamaciones y una decena de impedimentos que pedían apartar de los juicios a ministros, principalmente a Lenia Batres”.

Y el cúmulo de adeudos no es porque el barón careciera de recursos para pagar (“yo fui pobre”, dijo el cínico magnate), sino porque de plano no se le pegó la gana, creyéndose intocable dada la ignominiosa compra de protección de los “impartidores de justicia” y de las supuestas autoridades del régimen neoliberal. Pero la telenovela llega a su fin, de tal suerte que Salinas Pliego puede hacer coro con Molotov y cantar: cuando éramos impunes, vivíamos “en un país bien chingón”.

Ayer, la presidenta Sheinbaum se refirió al último capítulo del culebrón de los abonos chiquitos y los adeudos descomunales: “la SCJN enlistó en su agenda algunos casos de este grupo empresarial, y ella resolverá lo que considere de acuerdo con sus criterios. Lo he dicho muchas veces: este grupo empresarial tiene adeudos con el fisco, con el SAT, que suman un monto y lo pagará lo que dice la ley, porque lo que él está diciendo es que el SAT está imponiéndole que pague lo que no es legal. Y eso, pues nunca se hará así; es muy claro el Código Financiero y tendrá que pagar. Jamás vamos a hacer algo autoritario, algo que tenga que ver con hacer estar fuera de la ley. Nunca, no haríamos nada de eso”.

Además, dijo, “él ahora políticamente enarbola (ser de ultraderecha) y a lo mejor lo hace porque no quiere pagar los impuestos, no lo sé; y sí vamos a platicar aquí en La mañanera qué quiere decir “ser de ultraderecha”, qué es la ultraderecha, porque la ultraderecha justamente lo que defiende es el autoritarismo, lo que defiende es que sí haya libertades, pero las del mercado nada más, ningunas otras. La ultraderecha en el mundo ha llevado al fascismo, que tiene como base el clasismo, la discriminación, el racismo, incluso llevado al extremo de que se elimina a todo aquel, elimina a todo aquel que no se considera que es la raza superior. La ultraderecha no tiene nada que ver con las libertades, no tiene nada que ver con la democracia”.

Las rebanadas del pastel

En síntesis, ¿debe impuestos? Que pague. Y estos sí “son hechos”.

X: @cafevega

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