Guanajuato, Gto. Sama’ Abdulhadi (1990), reconocida como la primera diyéi Palestina, prendió al público cervantino en Los Pastitos: fue una mezcla de demostración contra el genocidio, ansiada y necesaria para los jóvenes de Guanajuato, y concierto de tecno duro y al grano. No fue primero un acto de apoyo y luego un show musical, sino que todo aconteció al mismo tiempo.
Abdulhadi practica un arte musical que el fallecido cantante del grupo pospunk The Fall, Mark E Smith, llamó la Triple R: “Repetición, repetición, repetición”. Es cierto que el público está entregadísimo, pero la música de Abdulhadi avanza sin concesiones a través del despampanante foro.
Sama agradece el apoyo, la enorme bandera que va pasando de mano en mano, hace un gesto de corazón, sonríe y baila, aunque perfectamente podría estar parada estática; es que la contundencia de los bajos y baterías es tal que su agresividad sonora subsume a la audiencia con su energía.
Queda claro que la descarga no es sólo auditiva, da la sensación de que muchos jóvenes han estado un buen tiempo esperando la catarsis colectiva para expresar su enojo por el genocidio y su apoyo a Palestina; juntos y en un lugar público, enseñándole a sus pares y a sus mayores de qué se trata.
Tecnología, una extensión
Sama, híperelocuente en sus entrevistas, no habla y nadie espera un discurso; es que así es el tecno, género musical en el que las frases del filósofo Marshall McLuhan “el medio es el mensaje” y “la tecnología es una extensión de nosotros mismos” se aplican de forma particularmente rigurosa.
La militancia de Abdulhadi no se limita a la ocupación israelí: en 2020 fue presa 15 días, detenida por la policía, por tocar un set en Nabi Musa, sitio ubicado entre Jerusalén y Jericho, donde se cree que fue enterrado Moisés. La acusación se amparó en el artículo 275 del código penal palestino, que criminaliza la “desacralización”.
Finalizado el rave por Palestina, el público recorta camino, desde Los Pastitos al centro, por los impactantes túneles. Allí, Jorge Arreguín Tovar, fotógrafo guanajuatense de 28 años, contó sus impresiones sobre la importancia del set de Sama: “Aquí hay una inclinación hacia la derecha bastante fuerte, y comprendo que tengan tratados con Israel, muy malos la verdad. El hecho de que nos quieran dar ese gusto a los del otro lado me parece interesante. Ahí en Pastitos ponen muchas banderas, entre ellas la de Israel. Yo esperaba arrancarla o quemarla, pero siento que ellos previeron eso y las retiraron. Siento que el símbolo de la bandera de Israel es como el símbolo nazi, ya no se va a poder poner en cualquier lado.
“Israel me vale verga, la neta, no debería de tener los derechos que tiene. México debe romper muchos tratados, es algo que digo con mucha ilusión, porque no estoy seguro de que vaya a suceder. Hubo algunas reuniones, pero no tuvieron la misma fuerza. El centro está lleno de gente que no vive aquí, hay muchos estudiantes privilegiados que oscilan a la derecha.”