Ciudad de México. En un acto que desafiaba todos los pronósticos, una deplorable cancha del estadio Cuauhtémoc -que presentaba lodo, espacios sin césped y fue parchada de manera improvisada- fue el escenario donde Chivas se impuso 2-0 ante el sotanero Puebla en la jornada once del torneo Apertura 2025 de la Liga. Más allá del triunfo de los tapatíos, el encuentro quedará en la historia como un episodio que reveló el rezago tecnológico y descuido de algunos recintos de la Liga Mx.
Los golazos de Bryan González y Omar Govea que le dieron a Chivas su cuarta victoria en la temporada para seguir en ascenso y ubicarse de manera momentánea en la novena posición con 15 puntos, quedaron en segundo plano ante la imagen impresentable que mostró el recinto poblano, el cual es uno de los más longevos de la Liga con 56 años.
El partido que había sido programado en un inicio para el viernes debió ser pospuesto para el sábado debido una tormenta que agravó el estado de la cancha del Cuauhtémoc, la cual no había logrado recuperarse desde que se realizó el 12 de septiembre el concierto de Shakira.
Las imágenes del recinto inundado tras la tormenta no cambiaron mucho para la tarde del sábado, pues incluso poco antes de que iniciará el encuentro, personal del estadio trabajaba a marchas forzadas para que se pudiera disputar el juego.
La escena contrastaba con la hazaña que logró hace unos días el estadio de Guadalajara al drenar más de 350 metros cúbicos en media hora tras una intensa lluvia para que se disputara el partido entre Chivas y Tigres.
Ahora, pese a los riesgos que podría significar jugar en una cancha tan maltratada, tanto el Puebla como el Guadalajara saltaron al terreno y desde los primeros minutos el encuentro quedó sentenciado.
Bryan González, quien desde su llegada al plantel en esta temporada no había brillado, ahora firmó uno de los goles más vistosos del torneo al rematar con una media tijera frente al arco a los cinco minutos. Omar Govea aumentó la cuenta seis después con un potente tiro desde fuera del área que tomó por sorpresa al guardameta Julio González.
El silbante Ismael Rosario López también robó reflectores al tener que recurrir al VAR para corregir una tarjeta roja que había marcado sobre Santiago Sandoval y señalar sólo una infracción.