Washington. El presidente estadunidense, Donald Trump, prometió este martes resolver rápidamente "el problema de la criminalidad" en Chicago, ciudad a la que calificó como "la más peligrosa del mundo, por lejos".
"Voy a resolver el problema de la criminalidad rápido, como lo hice en DC", dijo Trump en referencia al despliegue de reservistas de la Guardia Nacional en las calles de la capital, Washington.
"Chicago es la peor y más peligrosa ciudad del mundo, por lejos", agregó.
Luego de su incursión en Los Ángeles en junio y en Washington a mediados de agosto, la administración Trump ha amenazado con enviar a agentes federales de la policía y de la Guardia Nacional a otras grandes ciudades de mayoría demócrata, como Chicago, Nueva York, Baltimore y Boston.
Los demócratas alertaron el fin de semana sobre una "invasión" de militares en Chicago.
El gobernador demócrata de Illinois, JB Pritzker, opuesto al presidente republicano al que ya había llamado "dictador", acusó a Trump de poner en peligro las elecciones legislativas de medio mandato de 2026 con ese despliegue.
"Pritzker necesita desesperadamente ayuda, solo que aún no lo sabe", escribió Trump este martes en su red Truth Social.
El presidente mencionó cifras de criminalidad en Chicago, la tercera ciudad de Estados Unidos, según las cuales 54 personas recibieron disparos en el último fin de semana largo, de las cuales ocho murieron. Los dos fines de semana anteriores registraron estadísticas similares, según la publicación de Trump.
"Chicago será segura de nuevo, y pronto", afirmó. Y continuó con una provocadora publicación en mayúsculas: "¡Chicago es la capital mundial del asesinato!".
A partir de junio miles de efectivos de la Guardia Nacional y marines fueron desplegados en Los Ángeles para apoyar a la policía en la represión de las protestas y los disturbios provocados por las redadas migratorias de Trump.
En agosto, el presidente también ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en Washington, y ha afirmado que la medida mejoró la seguridad de la ciudad.
Actualmente, soldados armados y equipados con vehículos blindados patrullan las calles y el metro de la capital, especialmente cerca de las instituciones y los monumentos nacionales.
El mandatario sostuvo que dicho despliegue podría reducir drásticamente la delincuencia en Chicago, con alrededor de 2.7 millones de habitantes y una de las ciudades más diversas del país.