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Sarampión: muertes evitables

31 de agosto de 2025 08:24

El estado de Chihuahua enfrenta un brote de sarampión que, en apenas seis meses, ha dejado más de 4 mil contagios y al menos 16 muertes confirmadas. Todas las víctimas fatales eran personas no vacunadas, y pertenecían a comunidades indígenas o menonitas. Asimismo, resalta la prevalencia en sectores rurales y agrícolas, en las que ya se encuentra en marcha una campaña intensiva de vacunación.

El sarampión fue durante siglos una de las principales causas de mortalidad infantil hasta la aparición de la vacuna en 1963. Gracias a la inmunización masiva, la enfermedad estuvo al borde de la erradicación en el continente americano; sin embargo, en los últimos años ha resurgido debido al crecimiento de grupos que difunden teorías conspirativas sin sustento científico, las cuales han socavado la cobertura de vacunación. Debe recordarse que la inmunidad colectiva sólo se mantiene cuando al menos 95 por ciento de la población recibe la vacuna; por debajo de ese umbral, el virus se propaga con rapidez y letalidad, como se constata hoy en Chihuahua. Por ello, recibir el biológico correspondiente no es un asunto personal, sino una responsabilidad social, en particular con la infancia.

El problema no se limita a México, y tampoco parece haberse originado aquí. En Estados Unidos se ha consolidado un poderoso movimiento antivacunas que actualmente encuentra un irresponsable respaldo institucional bajo el gobierno ultraderechista de Donald Trump. Con la designación de Robert F. Kennedy Jr –un abierto propagador de bulos antivacunas– al frente del Departamento de Salud y Servicios Humanos se puso la salud pública en manos de un adversario de la ciencia.

El funcionario ha impulsado cambios preocupantes: despidió a los 17 miembros del comité asesor de inmunización (ACIP), instalando en su lugar voces antivacunas; promovió recortes al acceso de vacunas covid-19 y limitó sus recomendaciones para niños y embarazadas, incluso celebró el fin de los mandatos de vacunación pese a la protesta de numerosos expertos que denuncian que la salud pública se ha politizado en favor de falacias. Sus acciones han tenido efectos inmediatos: la cobertura de vacunación infantil en varios estados se ha desplomado y el sarampión reaparece en comunidades que llevaban décadas libres de la enfermedad.

El vínculo transfronterizo es inocultable. Estimaciones indican que sólo en las garitas entre El Paso y Ciudad Juárez se registran más de 10 millones de cruces hacia el norte cada año, lo que refleja la intensidad del flujo humano en la región, aspecto relevante si se considera que la primera muerte por sarampión documentada en Estados Unidos desde 2015 se registró en febrero pasado en una comunidad menonita de Texas, estado fronterizo con Chihuahua. Por su parte, aproximadamente 70 por ciento de los menonitas de Chihuahua no están vacunados, pese a que su religión no lo prohíbe. Una académica de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, especialista en dicho grupo, destaca que el principal factor detrás de la baja cobertura no es teológico, sino de falta de información.

En este contexto, y ante el regreso a clases de los alumnos de educación básica que se producirá mañana, las autoridades sanitarias han de actuar con urgencia en tres frentes: garantizar atención inmediata a los enfermos y cortar las cadenas de contagio; reforzar las capacidades del Estado para llevar la inmunización hasta las comunidades rurales más apartadas y a las zonas que por algún motivo no hayan sido alcanzadas, así como emprender una amplia campaña informativa que desmienta las falacias antivacunas que circulan con velocidad en redes sociales y que hoy se traducen en muertes evitables.

En un asunto como éste, la omisión y la desinformación se pagan con vidas, y la mejor forma de contrarrestar dichos males reside en una estrategia de salud y concientización basada en datos.

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