Poco más de un tercio de las familias mexicanas aún viven en pobreza energética, es decir, no pueden costear servicios básicos como refrigeración, acceso a internet o confort térmico, señaló Isabel Studer, presidenta de Sostenibilidad Global.
“La transición energética tiene que ser justa porque también tenemos riesgo de ahondar más las desigualdades que existen”, señaló Sebastien Proust, coordinador de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) en la presentación de la Alianza por la Equidad Energética.
Studer comentó que con el apoyo de gobiernos, academia y sector privado, esta Alianza busca impulsar proyectos de generación de energía eléctrica en zonas donde aún no llega la energía o bien donde los costos son más altos.
“Más de un tercio de las familias mexicanas no pueden costear sus servicios básicos como refrigeración, como internet o confort térmico”, refirió Studer.
Anotó que en el mundo moderno la pobreza energética se está acelerando cada vez más porque se está electrificando todo. “Esta realidad de pobreza energética limita las oportunidades de comunidades enteras rurales, que son las que más claramente vemos que están desconectadas de las redes eléctricas, pero incluso en los centros urbanos”, dijo.
Apuntó que esta situación también limita las posibilidades de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), de las cooperativas productivas y esto a su vez “perpetúa desigualdades históricas”.
Studer comentó que la Alianza por la Equidad Energética no pretende solo conectar más hogares a la red eléctrica, sino crear un sistema eléctrico más justo, democrático y cercano a la gente, a través de la generación distribuida, es decir, con el uso de paneles solares.
Señaló que asociaciones civiles, empresas, instituciones académicas y gobiernos buscan impulsar una transición energética que reduzca las desigualdades en lugar de profundizarlas.
Anotó que a través de generación distribuida, microredes y las fuentes de autoabasto se busca alcanzar este objetivo, pero también fomentar una economía circular mediante el reciclaje de materiales de paneles solares y su reutilización.
Subrayó que el impacto no se medirá en el número de paneles solares que se instalarán, sino en las vidas transformadas y desigualdades reducidas.
“Vamos a cerrar brechas, tanto energéticas como de género y territoriales y vamos a promover ecosistemas colaborativos que trasciendan proyectos individuales”, dijo tras señalar que firmaron un convenio con la asociación CERCA, la cual trabaja en proyectos para dotar de energía en Baja California, estado que no representa el 1 por ciento del consumo nacional, pero que padece de problemas en el suministro por ser un sistema aislado.
“La equidad energética no es solo un ideal, es una necesidad urgente para construir un México más justo y sostenible”, insistió.
Por su parte, Proust comentó que después de la pandemia del Covid-19, muchas comunidades expresaron que tenían muchos recursos, pero no energía o esta simplemente es más cara.
Anotó que como parte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, el objetivo de este año es acercar la energía a más de 500 millones de personas en el mundo y también hacer esa transición energética justa.
Luis Gutiérrez, responsable del Sector de Economía Social de la Secretaría de Economía (SE), está apoyando este tipo de iniciativas, porque se buscan atraer inversiones, pero el territorio es complejo, ya que el 75 por ciento son costas, selvas, bosques y campos, lo cual dificulta que todos los hogares cuenten con energía.