Ciudad de México. La Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (Jufed) llamó a la ciudadanía a vigilar a los nuevos jueves y magistrados electos que impartirán justicia en el país.
A menos de dos semanas para que el Poder Judicial de la Federación se extinga para dar paso al Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ) y al Órgano de Administración Judicial (OAJ), afirmó que coadyuvará en la impugnación hecha pública por cualquier persona juzgadora que tenga como fin vulnerar la independencia y acompañarán a quienes se nieguen a obedecer órdenes manifiestamente ilegítimas o ilícitas, garantizando respaldo institucional a su actuar conforme a derecho.
Reiteró que no se conformará con distribuciones “complacientes de poder”, por ello exigió una judicatura transparente, responsable y sujeta al escrutinio público.
También dijo que se niega a legitimar procesos que convierten la toga en “botín político y que los ciudadanos deben saber que la función judicial no puede estar al servicio de clientelas o intereses partidarios, sino defender la justicia, no servirse del poder.
“La Jufed dice no a cualquier intento de subordinar la judicatura a lealtades ajenas a la Constitución. Desde ahora, nos declaramos en defensa activa del mérito y de la independencia judicial como principios no negociables. Por ello, documentaremos y denunciaremos toda presión ilegítima o indebida contra personas juzgadoras”.
La Jufed recordó que hoy se cumple un año del paro de labores que iniciaron impartidores de justicia y trabajadoras del PJF, quienes se opusieron a la enmienda judicial. “Fue una respuesta firme contra aquella reforma judicial que, mediante actos de compra de votos en el Congreso y prácticas autoritarias del pasado, disolvió al Poder Judicial; purgó a quienes, en ejercicio de su función y mandato constitucional, defendieron el interés popular; y violó tratados internacionales vitales”.
Indicó que “fue una lucha profundamente digna, nacida del corazón mismo del pueblo de México, que se negó a ser silenciado y despojado de su más valiosa protección: una justicia independiente, capaz de frenar los abusos del poder. Fue un grito colectivo por la dignidad, por la verdad y por los derechos humanos que no pueden ser moneda de cambio... No se trató de defender privilegios, sino de proteger al pueblo, contrario a la narrativa oficial desproporcionalmente difundida”.