De los escombros de 40 años de neoliberalismo en Estados Unidos ha brotado el neofascismo o protofascismo (tal vez necesita otro prefijo) dedicado a consolidar la concentración de riqueza sin precedente en un siglo, lucrar con el Estado y los bienes públicos, y desmantelar las conquistas que quedan de décadas de lucha social de sindicatos, mujeres, minorías raciales, la comunidad gay, granjeros, ambientalistas, defensores de la libertad de expresión, movimientos por la paz y más, o sea, todo lo que democratizaba al país más poderoso del mundo.
Cuando primero se impulsó el proyecto neoliberal con Reagan en los 80, el músico Frank Zappa famosamente advirtió que “la amenaza más grande que enfrenta Estados Unidos no es el comunismo, es que el país se mueve hacia el fascismo teocrático”. Todos los días avanza ese proyecto antidemocrático y este país se empapa de odio, crueldad y mediocridad oficial.
Todo esto es nuevo y no. Es reciente que estas fuerzas ultraderechistas hayan tomado el control de las tres ramas del gobierno federal, por ahora. No es novedoso el ataque violento antimigrante, el cual tiene varios precedentes: durante la presidencia de Dwight Eisenhower se realizó lo que algunos conocen como la deportación masiva más grande en la historia del país, en la cual se expulsó con tácticas militares a entre 300 mil y 1.3 millones de mexicanos (no hay consenso sobre el número) en la llamada Operación Espalda Mojada (Wetback); en los 30 se expulsó a entre 300 mil hasta 2 millones de mexicanos, entre ellos miles de ciudadanos estadunidenses. Este país encarceló en campos de concentración a más de 120 mil estadunidenses de ascendencia japonesa, familias enteras, con la justificación de la guerra contra Japón, y más recientemente bajo presidentes de ambos partidos se multiplicaron las expulsiones de inmigrantes, algo que le ganó el apodo de “deportador en jefe” a Obama.
Todas estas operaciones y políticas fueron nutridas por la xenofobia y el racismo. En años recientes, eso se ha enfocado sobre los mexicanos y los latinoamericanos, pero antes le tocó a irlandeses, italianos, chinos y judíos, y ni hablar de los descendientes de los africanos que llegaron contra su voluntad como esclavos. Toda esa historia está presente en esta coyuntura.
Más allá de que la derecha siempre ha utilizado a los más vulnerables como chivo expiatorio y para dividir a las sociedades; no es coincidencia que ese ataque es contra inmigrantes y sus aliados, quienes históricamente democratizaron, y siguen haciéndolo, a este país. Encabezaron las grandes luchas por los derechos de los trabajadores, de las mujeres, por educación, vivienda digna, acceso a la salud.
Los irlandeses, italianos, alemanes, judíos, afroestadunidenses, latinos y caribeños construyeron no sólo al país, sino a los grandes sindicatos, organizaciones comunitarias, periódicos y otros medios, y ni hablar de toda la cultura –música, literatura, cine y televisión– (las películas western de cowboys que son parte de la mítica fundamental de lo que es ser “american” fueron creadas por inmigrantes judíos europeos que jamás vivieron en ese universo, por ejemplo). Se desempeñaron como dirigentes de corrientes anarquistas, socialistas, comunistas, socialdemócratas, algunas de las cuales continúan hoy. Los inmigrantes y sus aliados impulsaron las luchas históricas, como las de los ferrocarrileros, las del IWW en textileras y minas a principios del siglo pasado (aliados de los Flores Magón) y antes de eso el movimiento por la jornada de ocho horas que se festeja alrededor del mundo (pero no aquí) el primero de mayo, las de los trabajadores automotrices, siderúrgicos, mineros, estibadores, servicios y hoteles y, por supuesto, los jornaleros en los campos.
Con razón el proyecto de “hacer America grande otra vez” busca expulsar, controlar, amedrentar y perseguir a los herederos de esa gran corriente democratizadora nutrida todos los días por inmigrantes desde los inicios de este país hasta hoy. El futuro depende de esa lucha democratizadora, otra vez más, es el fénix estadunidense (y por eso lo quieren enjaular).
Lin Manuel-Miranda, K’naan, Residente et al. Immigrants (We get the Job done). https://www.youtube.com/watch?v=6_35a7sn6ds