°C -
|

La Jornada

Últimas noticias
Anuncio
Anuncio

Disquero // Talos, el guerrero protector

En la primera foto, Eoin French, quien adoptó el nombre del guerrero protector Talos. En la segunda, el artista trabajando con Ólafur Arnalds en su disco 'A Dawning', un álbum con obras tejidas con poesía, como una referencia noble a la más alta manifestacion del amor. Fotos
En la primera foto, Eoin French, quien adoptó el nombre del guerrero protector Talos. En la segunda, el artista trabajando con Ólafur Arnalds en su disco 'A Dawning', un álbum con obras tejidas con poesía, como una referencia noble a la más alta manifestacion del amor. Fotos redes sociales
16 de agosto de 2025 00:06

El nuevo disco de Ólafur Arnalds es una clara manifestación de la esperanza. Brilla, destella, escancia su generosa luminosidad a lo largo de ocho piezas realizadas al alimón con el músico irlandés Eoin French, quien tomó el nombre artístico de Talos en honor al guardián de Creta, un gigante de bronce, un cuidador, un protector. 

Estamos frente a un álbum típico de Ólafur Arnalds, tejido con poesía, voz y voces. Un álbum bello, apapachador. El discurrir de las obras nos dota de una atmósfera de familia. Conocemos esos acordes en teclados, sabemos de los pasajes profundos en violonchelo, nos solazamos en andaduras de cuarteto de cuerdas y nuestra alma se eleva cuando un coro entona atados de flores, salpicaduras de una fuente danzarina, elaboraciones exquisitas. 

El álbum comienza con la primera de muchas reflexiones que hace Talos: 

Entiendo lo que es la música, 

como un regocijo juvenil, 

siempre en comunidad 

a partir de actos creativos en solitario, 

como el organista de una iglesia 

o el chamán que toca los tambores, 

eso es la música, 

algo que nos conecta a algo 

Y mientras Talos reflexiona en voz alta, escuchamos cantos de aves, sonidos de la vida cotidiana en Islandia, escenas con niños. Alegría. Y el sonido característico de Ólafur Arnalds: ondas electrónicas expansivas activadas desde un teclado. La primera pieza, la reflexión de Talos acerca del acto creativo, se titula Shared time y define lo que será todo el disco: compartir, departir, una convivencia entre personas con sonidos. 

En consecuencia, la segunda pieza del disco, Signs, habla de “el amor que nos sostiene” y también de: 

Nuestro cielo que se tiende 

e incendia de luz el océano 

y junta la memoria de nuestros caídos 

y abrazamos a todos ellos juntos 

Enseguida, la pieza titulada Bedrock canta también al amor, al gozo (“vuela sobre estos signos / gravita siempre en torno al amor/ el palacio para nosotros forasteros / nos cubre de oro) en acompasado diapasón. La atmósfera es idílica, un bonito sueño. Las frases en piano discurren lentas mientras Talos erige en canto bosques, montañas, melopeas. Avanza como una canción de cuna, navega lentamente en el horizonte luminoso. Escuchamos coros como ecos, nubes luminosas. Una música de particular belleza. 

El capítulo siguiente es como un himno, una hoguera al centro del círculo que formamos quienes estamos escuchando, ojos cerrados, música de humo y vapor y niebla. Es tan dulce y encantadora que nos hace sonreír todo el tiempo. Es otra pieza típica de Arnalds. Borrowed time, la siguiente, es otra reflexión de Talos, en medio recitativo acompasado por los sonidos electrónicos plenos de paz característicos de Ólafur, como ondas expansivas. 

Suena un interludio mágico de instrumentos de cuerdas amplificado por reverberaciones electrónicas. Todo está en orden, todo está en paz. Escuchamos a continuación la pieza que da título al disco. La belleza de la música indie en plenitud. Poesía sonora. La voz de Talos asciende como un ave y se tiende en el firmamento en su soberanía. 

La manera de cantar de Talos es encantadora, entendiendo por encanto la poesía. Su vehemencia nos lleva a emociones positivas. Su anhelo es su logro porque todo está en orden cuando canta, todo está en paz, en una serenidad de encantamiento. 

La potencia de su voz se une a la potencia de la instrumentación, que consiste en emisiones electrónicas, actividades de Arnald, que logran dimensiones insospechadas, como por ejemplo, sonar como una gran cantata de Bach sin que éste sea el propósito manifiesto, sino la intención creativa convertida en acto. Una música en remolino, una exaltación de los sentidos y un despertar de la conciencia, siempre en un furor en calma; incandescente. 

La pieza séptima nos trae el viejo piano vertical de Ólafur, el mismo que trajo a México en dos ocasiones: enero de 2019 y julio de 2022. Una espléndida orientación hacia el divertimento, con respiración de clepsidra y un solo de violonchelo en notas altas en medio de vapores de amanecer. Un amanecer, es lo que escuchamos en este disco, que así se llama, por cierto: A Dawning

Este nuevo interludio logra a su vez sonar sinfónico y, al mismo tiempo, como cuarteto de cuerdas. Es el preámbulo al gran clímax del disco: la pieza ocho, plena en poesía, versos que se repiten como mantras, como plegarias en la voz de Talos, que entreteje las frases de la misma manera como se tejen los sueños. 

Es una pieza de belleza inconmensurable. Es de lo más hermoso que se ha hecho en música en mucho, mucho tiempo. El coro se vuelve una epifanía. Frases a cappella, en contrapunto, figuras geométricas suaves, gran intensidad, pero, sobre todo, mucha paz. 

Es una de las tres piezas mejor logradas en toda su carrera por Ólafur Arnalds. La primera, Particles, del álbum con el que el Disquero dio a conocer a este músico islandés en México, precisamente titulado Island Songs. La segunda es Bottom Line, del disco Some kind of peace, y la tercera es esta, el final del disco que hoy nos ocupa: We didn’t know we were ready. Bella, hasta las lágrimas, de la emoción más bonita. 

Estas tres piezas son manifestaciones espléndidas de la esperanza. En las tres hay voz humana: en Particles, Nanna Bryndís; en Bottom Line, Josin, y aquí, la voz de Talos. 

Hasta este momento, hemos cumplido a pie juntillas con las reglas del género reseña. Lo que escribo en el Disquero es producto estrictamente de lo que escucho. Es el oído lo que me guía. Hay una segunda etapa, de rigurosa investigación documental. 

Lo que escribiré a continuación no cambiará el sentido de esta reseña. Por el contrario, confirma lo que el oído me dictó. Sucede que Talos y Ólafur se conocieron en 2023 en Cork, ciudad natal del primero, en Irlanda. Luego, Talos fue a casa de Ólafur en Reikiavik, donde comenzaron a grabar A Dawning

Meses después, Talos fue diagnosticado con cáncer de estómago; tenía 36 años y estaba en el mejor momento de su vida. Su música siempre fue una expresión del gozo, falleció en menos de un año, pero alcanzó a grabar las partes fundamentales del disco, las que hablan de la esperanza y la plasman con claridad. 

Es ahí donde cobran sentido los versos del disco, como los de la pieza que le da título: 

Hermano, sé mi cuidador, 

no permitamos que la desgracia convoque desgracias.

Caminemos con la cabeza en alto mientras llega el momento. 

He reflexionado mucho sobre la muerte 

y resuelvo que esta batalla es nuestro 

amanecer. 

Y por eso el disco se llama así: Un amanecer. A Dawning. Esos versos y la música plantan de tajo la esperanza. En la pieza final, el verso “No sabíamos que ya estábamos listos” también cobra sentido. Pero la música nunca es triste. Es una referencia noble a la más alta manifestación del amor: cuidar, cuidar al otro, cuidar de otro, cuidar y cuidarse. 

Es claro que no se trata de un disco sobre la muerte, el propio Ólafur Arnalds lo ha dicho en distintas ocasiones. Al escucharlo, resulta evidente que es una música de reflexión, luminosa, que acompaña todo proceso de duelo, sí, pero con una carga positiva. La aceptación del dolor ante una realidad: no volveremos a ver jamás a quien se fue, a quien amamos, pero hicimos juntos todo bien, hasta el último minuto de su vida. Todo está y estará bien. 

Porque al final, ¿qué es la vida?, ¿qué es lo que queda siempre al final? La esperanza. La luz de la esperanza. Eso es lo que queda. 

Y esa es la nota final del disco, suspendida en el aire. Como un suspiro. Como un último suspiro. Como un musitar. El luminoso musitar de la esperanza. 

@PabloEspinosaB 

[email protected]

Imagen ampliada

México SA

Detienen a Treviño Medina. Director de Pemex con Peña Nieto. Donald Trump, asqueroso.

Economía moral

Lucha por el poder político y medición de la pobreza¹ (1a entrega).
Anuncio