México, uno de los principales productores de alimentos a nivel mundial, enfrenta una paradoja al cierre del primer semestre de 2025: la falta de autosuficiencia en dos pilares de la dieta nacional, el maíz y la carne, productos consumidos por más de 80 por ciento de la población, lo que se ha traducido en importaciones históricas.
Datos de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) indican que luego de años de superávit en el comercio exterior pecuario, nuestro país cerró el semestre con un déficit sin precedente en importaciones de carne; en tanto, las compras de maíz se mantienen en niveles no vistos, con aumentos exponenciales en maíz blanco.
La información recopilada por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) destaca que, en el primer semestre de 2025, México importó 12.3 millones de toneladas de maíz, un récord para un periodo similar, que además significó un aumento de 1.8 por ciento frente a igual lapso del año pasado.
De esta forma, nuestro país compra, sobre todo a Estados Unidos, alrededor de la mitad de todo el maíz que demandan las familias y las empresas, grano que es en su totalidad genéticamente modificado, es decir, transgénico.
Históricamente, casi la totalidad del grano que importa México es amarillo; sin embargo, en 2025 se han incrementado de manera importante las compras de maíz blanco, el utilizado en la elaboración de masa y tortillas.
En lo que va del año, México ha comprado a Estados Unidos 586 mil toneladas de maíz blanco, una marca histórica que es 253 por ciento superior a lo reportado en el mismo periodo de 2024.
Según estimaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, la tortilla es el complemento alimenticio de más de 90 por ciento de las familias mexicanas. Asimismo, la institución calcula que cada persona come alrededor de 75 kilos de tortilla al año.
Otro problema que enfrenta México se encuentra en el sector pecuario. Según datos oficiales, en los primeros seis meses del año nuestro país acumuló importaciones por 4 mil 228 millones de dólares frente a exportaciones por mil 489 millones, un déficit comercial de 2 mil 739 millones de dólares.
Esta situación refleja no un desbalance coyuntural, sino un problema estructural agravado por la sequía prolongada que ha reducido los inventarios ganaderos; el cierre de la frontera estadunidense por la detección de gusano barrenador; enfermedades como la diarrea porcina epidémica y problemas respiratorios que afectan la producción interna, señaló Juan Carlos Anaya, director general del GCMA.
Actualmente, México importa 52 por ciento de la carne de cerdo que consume la población, una señal crítica de dependencia y vulnerabilidad productiva. En los primeros seis meses del año las importaciones aumentaron 13.6 por ciento en volumen y 41 por ciento en valor, con un precio promedio de importación de 2.57 dólares el kilogramo.
En carne de res, las importaciones aumentaron 16.8 por ciento en volumen, mientras en valor lo hicieron en 14.6 por ciento. En tanto, la carne de pollo reportó un aumento de 4.5 por ciento en volumen y uno de 17 por ciento en valor.