Berlín. Alemania conmemoró este domingo a los protagonistas del fallido atentado que intentó acabar con la vida de Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, en medio de advertencias contra la amnesia histórica ante el ascenso de la extrema derecha.
"Hoy estamos viendo de nuevo ... cómo el veneno del odio, el racismo y la exclusión están penetrando y se muestra en el endurecimiento social, también en el lenguaje, a través de la violencia y el juego consciente con las imágenes de la propaganda nazi", declaró Matthias Brandt, hijo del ex canciller socialdemócrata Willy Brandt.
Brandt fue el principal orador en el acto de conmemoración del 81 aniversario del atentado contra el dictador nazi Adolf Hitler el 20 de julio de 1944, aproximadamente un año antes del final de la Segunda Guerra Mundial.
El actor y escritor citó una serie de términos racistas utilizados por los nazis y alertó de su uso cada vez más habitual hoy en día. No hacer nada para contrarrestarlo es mirar hacia otro lado y dejar que las cosas sigan su curso, advirtió.
Por su parte, la ministra de Justicia, Stefanie Hubig, declaró que Alemania no puede volver a ser fuente de un horror como el que produjo en los años treinta. "Es responsabilidad de todos nosotros el resultado de esta deuda", expresó. "Debemos decir con más firmeza y más alto que no permitiremos que se destruyan de nuevo el Estado de derecho o la democracia", afirmó.
El 20 de julio de 1944, Claus Schenk Graf von Stauffenberg intentó derribar el régimen nazi colocando una bomba en el cuartel general militar de Hitler en el frente oriental.
Tras el fracaso del complot, Stauffenberg y otras tres personas fueron ejecutadas ese mismo día, y el régimen nazi ejecutó u obligó a suicidarse a unos 200 sospechosos de estar implicados en los planes para derrocar al régimen.
También se sumó a los homenajes hoy con una declaración el secretario de Estado de Cultura de Alemania, Wolfram Weimer, que honró el papel de los familiares de la resistencia alemana contra el nazismo.
"Quien habla de resistencia no debe hablar solo de quienes cometieron el atentado (contra Hitler). Sus familiares también demostraron valor, y a menudo pagaron un alto precio", escribió.
"Familiares que escondieron cartas entre montañas de archivos”. Fue un "susurro contra el rugido del totalitarismo", escribe Weimer, "demasiado silencioso para los monumentos, pero lo suficientemente alto como para dar forma a nuestra idea de libertad hasta el día de hoy".