Los Ángeles. Los Pacers de Indiana aplastaron este jueves 108-91 al Thunder de Oklahoma City y forzaron un séptimo y último partido de las Finales de la NBA, que se disputará el domingo.
Tyrese Haliburton (14 puntos) se sobrepuso a sus problemas musculares para guiar este heroico triunfo en Indianápolis frente a la peor versión del Thunder y de su líder, Shai Gilgeous-Alexander (21).
“Estábamos con la espalda contra la pared y respondimos”, declaró Haliburton tras una victoria que colocó el empate 3-3 en el global de esta trepidante eliminatoria.
El título de la NBA se definirá en un séptimo partido por primera vez desde el histórico triunfo en 2016 de los Cavaliers de Cleveland de LeBron James ante los Warriors de Golden State de Stephen Curry.
Aunque todavía les queda rematar el trabajo, estos Pacers ya han protagonizado una serie de inverosímiles remontadas en estos playoffs.
Al duelo de ayer, el primero a vida o muerte, llegaban con la moral baja por las últimas dos derrotas consecutivas y las limitaciones físicas de su líder, por lo que optaron por una arriesgada estrategia que les funcionó a la perfección.
Su experimentado entrenador, Rick Carlisle, ordenó bombardear desde la línea exterior a los Thunder y sus jugadores respondieron clavando 15 triples de 42 intentos.
El otro pilar de los locales fue su conmovedor esfuerzo defensivo, alimentado por el eléctrico ambiente del Gainbridge Fieldhouse, que provocó un cortocircuito en el ataque dirigido por Gilgeous-Alexander.
El base canadiense, Jugador Más Valioso (MVP) de la temporada, cometió 8 pérdidas de balón, igualando el récord de su carrera, y repartió sólo 2 asistencias.
Jalen Williams y Chet Holmgren se quedaron en 16 y 4 puntos y están obligados a reaccionar en el juego decisivo en el que los Thunder, favoritos indiscutibles al inicio de las Finales, cargarán con toda la presión.
A todo o nada
La mágica noche en Indianápolis comenzó a fraguarse una hora y media antes del juego, cuando Carlisle confirmó que Haliburton saltaría a la pista pese a la distensión que sufre en el gemelo de la pierna derecha.
El base All-Star ha sido el gran talismán de los estratosféricos playoffs de los Pacers que, siendo el cuarto sembrado de la Conferencia Este, despacharon a candidatos como los Cavaliers y los Knicks.
La presencia de su líder fue la dosis de confianza que necesitaban los Pacers para lanzarse por los Thunder bajo la asfixiante atmósfera de Indianápolis.
Los locales no bajaron la cabeza tras errar sus primeros ocho tiros y verse en una desventaja temprana de 8-2.
Dos triples seguidos de Andrew Nembhard fueron la señal que necesitaba Indiana para desatar una tormenta ofensiva que apabulló a la reputada defensa de Oklahoma City.
Otros dos triples consecutivos de Obi Toppin, máximo anotador local con 20 puntos, hicieron rugir a las tribunas mientras del otro lado Gilgeous-Alexander, excesivamente acelerado, no conseguía marcar el ritmo de juego.
Indiana fue abriendo brecha hasta adelantarse por 13 puntos (48-35), su mayor ventaja en todas las finales.
Superada la veintena de puntos de ventaja, Haliburton se permitió el lujo de interceptar un pase de Jalen Williams y servir una asistencia de fantasía para la feroz volcada de Pascal Siakam (16 puntos).
Segundos después se desató el éxtasis en Indianápolis con un espectacular tiro a la media vuelta de Siakam sobre la bocina del medio tiempo, al que los Pacers se fueron 64-42 arriba.
Aunque los Thunder tuvieron una tímida reacción, aprovechando que Haliburton recibía atención médica en el banco, los locales no soltaron a su presa.
Sin sentarse en toda la segunda mitad, los 18 mil aficionados de Indianápolis vieron cómo su rival tiraba la toalla al retirar a sus titulares a cinco minutos del final.
Con el viento ahora a su favor, los irreductibles Pacers están a un solo paso del primer título de su historia.