El Museo de Arte Carrillo Gil (MACG) inauguró el sábado pasado Ni origen, ni torbellino, exposición colectiva que invita a repensar la relación entre las personas y su entorno desde enfoques que cuestionan la centralidad del ser humano.
La propuesta retoma la colección inicial del museo y la confronta con creaciones contemporáneas con el fin de abrir nuevas formas de imaginar la materia, el espacio y la creación artística.
Este proyecto marca un nuevo comienzo para el equipo de trabajo, después de considerar el significado de haber alcanzado 50 años de historia y definir hacia dónde queremos avanzar en el futuro, explicó la directora Marisol Argüelles durante el recorrido previo con representantes de la prensa.
Destacó que la muestra no se limita a las piezas originales del museo, sino que incorpora creaciones contemporáneas para favorecer un intercambio entre tiempos que, aunque parecen opuestos, se complementan y ayudan a comprender la evolución del arte moderno hasta el actual.
El proyecto es fruto del trabajo conjunto de tres especialistas: Fernanda Ramos, curadora en jefe, y Jorge Castro y Hebe Garibay, curadores adjuntos.
En diálogo con el espectador
En entrevista con La Jornada, Garibay señaló que diseñaron un mapa que estructura la exposición a partir de los ejes temáticos: arquitectura, no arquitectura, arquitectura no humana, paisaje, lo cósmico y lo material.
Este diseño también rompe con la linealidad tradicional del trayecto, ya que ofrece dos posibles inicios –por la derecha o por la izquierda– para que cada espectador elija su propia ruta.
Cada visitante recibe el mapa, que incluye un glosario con los conceptos centrales. Esto permite que la experiencia sea personalizada y que el público entable un diálogo activo con las manifestaciones culturales y las ideas que plantea la propuesta.
El recorrido evita jerarquías o secuencias cronológicas e inicia simbólicamente con dos piezas que representan posibles comienzos.
Un collage de Álvar Carrillo Gil funciona como portal hacia una dimensión cósmica, mientras El arquitecto, óleo cubista de Diego Rivera, representa al hombre como figura dominante en la construcción del mundo. Esta visión esencialista y antropocéntrica ha prevalecido en la historia del arte moderno.
Entre las 55 piezas exhibidas, 35 pertenecen al acervo fundacional, siete a la colección contemporánea del MACG, siete provienen del Museo de Arte Moderno, tres del Museo Tamayo y tres más corresponden a artistas invitados. Estas últimas enriquecen el diálogo expositivo con obra actual.
Sobresalen las formas escultóricas y la instalación multimedia de Natalia Mejía, compuesta por video y monolitos, junto con óleos y otras expresiones en distintos soportes que enriquecen la diversidad técnica y temporal de la muestra.
Cosmos y materia
Una ficha informativa enfatiza que los trabajos incluidos en la sección titulada Utopías cuestionan la hegemonía del hombre como constructor y controlador del mundo, una idea ejemplificada en creaciones como La casa blanca, de José Clemente Orozco.
Estas obras reflejan una visión que considera a la humanidad dueña absoluta de la naturaleza, una idea que el arte contemporáneo desafía al proponer perspectivas que reconocen la autonomía de la materia y su vinculación con procesos orgánicos, geológicos y cósmicos.
El apartado cósmico desplaza al ser humano del centro del universo, presentándolo como parte de una red de interdependencias que trascienden su corporalidad. En este espacio destacan las obras de Remedios Varo, donde astros y elementos oníricos emergen envueltos en misterio y poesía.
Este montaje representa también un ejercicio interno para el museo: comprender la colección como un organismo vivo, capaz de dialogar con diferentes épocas y mantenerse vigente. Se trata de una reflexión constante sobre el significado de contar con una colección tan importante, cómo activarla y qué caminos abrir para su interpretación, indicó la directora Argüelles.
Hebe Garibay puntualizó que esta iniciativa busca romper con las formas tradicionales de interpretación, impulsando un diálogo activo en el que el ser humano deja de ser el centro absoluto para integrarse en una red más amplia de conexiones y significados. De este modo, cada visitante se transforma en un participante que reconstruye nuevas maneras de comprender el arte y la realidad.
Ni origen, ni torbellino se puede visitar de martes a domingo, de 10 a 18 horas en el MACG (avenida Revolución 1608, colonia San Ángel, alcaldía Álvaro Obregón). La entrada cuesta 75 pesos y los domingos es gratuita. La exposición concluye el 26 de octubre.