Basilea, Suiza. Frente a decenas de millones de telespectadores, 26 países compiten este sábado en la gran final del popular concurso de Eurovisión con temas que van desde odas a las saunas nórdicas a la promesa de un nuevo día tras sobrevivir al horror.
El certamen de 69 años de historia es el programa de espectáculo televisivo más grande del mundo, ganado por nombres ilustres de la música como el grupo sueco ABBA, la cantante francesa France Gall o la canadiense Céline Dion, que representó a Suiza.
Música, kitsch, brillantina, escenografías espectaculares, una pared LED de alta definición y pirotecnia captan la atención y los votos de unos 160 millones de espectadores de Europa y más allá.
Suecia, dominadora histórica del concurso, parte como la favorita en las casas de apuestas con el trío cómico KAJ y su entretenido homenaje a las saunas "Bara bada bastu".
Con un estilo muy distinto, el contratenor JJ de Austria les pisa los talones con "Wasted love", una canción sobre el amor no correspondido que mezcla los tonos líricos con una base rítmica moderna.
Otros países disponen de importantes opciones de dar la sorpresa en el St. Jakobshalle de la ciudad suiza de Basilea, como Austria, Francia, Finlandia, Países Bajos o Israel, cuya presencia genera controversia.
"Hemos empezado todo esto con la esperanza de restaurar un sentimiento de unidad, de tranquilidad y de solidaridad en un mundo complicado", declaró Martin Green, director del concurso, con los ojos empañados en lágrimas.
"Simplemente, me deja con la boca abierta que [Eurovisión] transmita un mensaje tan profundo y magnífico al resto del mundo", añadió.
Las manifestaciones contra la guerra en Gaza, que movilizaron a miles de personas en la edición pasada en la ciudad sueca de Malmö, no generaron sin embargo tanto interés en Basilea.
No obstante, se produjo un breve enfrentamiento entre la policía y manifestantes propalestinos lejos del recinto del festival, según periodistas de la AFP. La policía utilizó gas pimienta pero no cañones de agua.
Adrenalina
Los fans coparon las 6.500 entradas para la final de este sábado en el estadio Sankt Jakobshalle, pero del otro lado de la calle, en el estadio del FC Basilea, se espera que otras 36.000 personas vean la final.
"El equipo está agotado, pero muy feliz", dijo el viernes a la AFP Martin Green.
"Lo que nos motiva a todos es ver cantar a estos artistas. Es una verdadera descarga de adrenalina. Algunas de las actuaciones son sencillamente alucinantes", afirmó.
El noruego Kyle Alessandro abrió la velada con una explosión de llamas, seguido de la luxemburguesa Laura Thorn, con un tema contra el patriarcado que evoca la canción "Poupée de cire, poupée de son", del cantautor francés Serge Gainsbourg. La interpretación de esta por France Gall dio precisamente la victoria a Luxemburgo hace 60 años.
Durante la presentación de Israel, de la mano de la cantante Yuval Raphael, superviviente del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, se oyeron claramente silbidos, según un periodista de la AFP.
La joven de 24 años, que interpretó "New Day Will Rise" (un día nuevo se levantará), sobrevivió haciéndose la muerta bajo una pila de cadáveres durante la masacre perpetrada por los milicianos islamistas.
Con su canción, quiso lanzar un mensaje universal de "esperanza y solidaridad", más allá de los llamamientos externos a boicotear la presencia de Israel en el festival de la canción europea.
En medio de esta polémica participación, la televisión pública española, RTVE, desafió al organismo rector del festival, que le había advertido que dejara de hacer referencia a la guerra en Gaza bajo amenaza de sanción.
Antes de comenzar la retransmisión de la final, RTVE difundió un mensaje en pantalla en español e inglés en el que se leía: "Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y Justicia para Palestina".
Sin embargo, polémicos o no, la suerte de los competidores dependerá de un sistema variado de votos: los del jurado, y los de los telespectadores de cada uno de los 37 países participantes. A ellos se añadirán los votos de los espectadores del resto del mundo.
El gran misterio está en ver si participa de alguna forma la estrella canadiense Céline Dion, aquejada de una enfermedad autoinmune. Tenía apenas 20 años cuando ganó la edición 1988 de Eurovisión. El concurso hizo de ella una diva mundial.
"Papá Noel existe, habrá que esperar y ver" lo que va a pasar, comentó Martin Green al respecto.