Ciudad de México. Clara Brugada, aspirante de la coalición Sigamos Haciendo Historia, acusó al cártel inmobiliario de quitar 27 millones de litros de agua a los capitalinos para abastecer los edificios construidos bajo el amparo de la corrupción.

En un acto efectuado a unos metros de la Torre Mítikah, justo donde fue cerrada la calle Real de Mayorazgo en el pueblo de Xoco, en Benito Juárez, la morenista reiteró que la Ciudad de México no merece que el cártel inmobiliario ahora trate de gobernar.

Insistió en que la capital no merece gobiernos que traten de extender la corrupción y no merecen gobernantes que mientan o que defiendan los intereses de su propio equipo.

Desde el acto que definió simbólico en el corazón de esa demarcación, sostuvo que es un lugar que nos recuerda que en esta alcaldía se desarrolló un cártel sin que se enterara la gente: el cártel inmobiliario, y lo digo con todas sus letras, aunque traten de evitar que lo digamos.

En una asamblea con la Alianza de Organizaciones Sociales reprochó que en ninguna elección había llegado a tanto un Instituto Electoral en concreto la Comisión de Quejas, de callar a candidatos y candidatas para no hablar del cártel inmobiliario y no relacionarlo con Santiago Taboada.

Pueblos originarios, contra corrupción inmobiliaria

Por otra parte, colectivos y organizaciones vecinales establecieron acciones para denunciar y combatir la corrupción inmobiliaria en pueblos originarios, así como para elaborar diagnósticos destinados a generar propuestas para un eventual Programa General de Ordenamiento Territorial, durante el noveno encuentro de barrios y colonias por la defensa del territorio.

Natalia Lara Trejo, de la Asamblea contra las Megaconstrucciones Tlalpan-Coyoacán, explicó que uno de los principales objetivos del encuentro es la definición de mecanismos que permitan a las comunidades organizarse y construir líneas de acción para enfrentar lo que llamó un modelo de ciudad mercancía, que se antepone al derecho de la gente al territorio.

La activista agregó que este modelo recrudece la crisis ambiental que enfrenta la ciudad, como el calor excesivo y la falta de agua, cuyas causas son la pérdida de bosques y la construcción de proyectos inmobiliarios insostenibles que encarecen el valor del suelo, gentrifican y sobrexplotan el acuífero.