En Tepito los martes se descansa, pero el barrio no se calla. Corre.
Hoy el ambiente es diferente. En estas calles de vendimia cotidiana, regateos y gritos de comerciantes, 2 mil corredores se ajustan las agujetas, shorts y playeras deportivas para recorrer cuatro kilómetros de la primera carrera oficial en el barrio.
Somos fuerza, bravura y resistencia; Tepito es historia, es pasión y trabajo. Demostremos de qué estamos hechos corriendo y mostrando nuestras calles
, grita Mayra Valenzuela, una de las defensoras de los derechos humanos más conocidas de Tepito.
Desde hace algunos años, Mayra pertenece a las Siete Cabronas, grupo dedicado a reivindicar el prestigio del barrio bravo.
Estamos en contra de la criminalización del lugar donde vivimos, aquí también se hace deporte y se forman grandes personajes; somos historia pura y eso lo tenemos que demostrar con actividades como la de hoy
, dice aguerrida.
A pesar de que no hay paquetería ni guardarropa como en las carreras tradicionales, los ánimos no decaen. Tampoco importa que el sonido no funcione del todo y las instrucciones de los organizadores sean confusas.
Aquí todos se echan la bolita, nadie sabe nada
, se queja un corredor.
Suena el Himno Nacional tras un muy breve calentamiento y a los pocos segundos sale el pelotón rumbo a las principales calles del barrio. Pasan por Matamoros, Aztecas, Toltecas, Jesús Carranza y Tenochtitlan.
Al arribar a Aztecas, no se escucha la música tropical de los changarros. Tampoco el llévele, llévele
promoviendo la fayuca de primera. El bullicio se apaga al menos du-rante un rato, ante un puñado de atletas debutantes.
Son pocos los vendedores en las calles; si acaso algunos puestos de comida, discos, películas o ro-pa usada. El apoyo de los tepiteños es poco, pero ruidoso.
Dejen pasar a los del maratón, ¿no ven que están cansados?
, dice el dueño de un puesto de juguetes de segunda mano y agrega: Por momentos como este, la vida no es tan triste
.
La vigilancia policial en el recorrido es poca. Entre quienes buscan cruzar la meta se abren paso motonetas tripuladas por jóvenes con casco que estorban a los participantes. Incluso algunos automovilistas sortean a los corredores, moles-tos por la pérdida de tiempo
que este inconveniente supone.
Se les avisó, señores, esperen a que terminen, no pueden pasar, tienen que terminar todos
, explica una chica del staff, aunque no le hacen caso.
El olor a mariguana se eleva en algunos tramos y los eventuales vagabundos tirados obstruyen el paso de los tepiteños.
No es tan fácil como lo pensaba, creo que me voy a desmayar en cuanto llegue a la meta
, confiesa Mariana, vendedora de calzado deportivo.
Entre el olor de la pintura utilizada por los hojalateros locales llega Armando Cabrera (14.14 minutos) en primer lugar. Daniela Corde-ro, esposa del jefe de Gobierno Martí Batres, es la encargada de la premiación.
Todos los participantes, niños, adultos y personas de la tercera edad, reciben su medalla y la presumen. Los premian también con un bailable típico protagonizado por un grupo local. Hoy, volverán a la rutina habitual.
La carrera realizada ayer forma parte de una iniciativa del gobierno de la Ciudad de México por llevar la actividad física a los lugares más alejados. El deporte por fin llega hasta los recovecos de los barrios, como un derecho ciudadano.