Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 2 de febrero de 2014 Num: 987

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El bestiario humano
de José Emilio

José Ángel Leyva

La huella radiante de
José Emilio Pacheco

Juan Domingo Argüelles

Pacheco, el soberano
Ricardo Guzmán Wolffer

Creación del poeta
o malinterpretación
de Blake

Marco Antonio Campos

Poemas
José Emilio Pacheco

Carta a José Emilio Pacheco, con fondo
de Chava Flores

Hugo Gutiérrez Vega

También este año me atormenta la noche
Yorguís Kótsiras

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Columnas:
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Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Poesía
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Creación del poeta o malinterpretación de Blake*

Marco Antonio Campos

a José Emilio Pacheco

Para transmigrar
hurtó infiernos a la imaginación
vedados a los otros.
Angustiado cuadrúpedo
se arrastraba en las rutas
con el lomo descarnado
por el látigo del suicidio.
Soportó risas de imbéciles.
Loros de la alabanza.
Exégetas contumaces.
Agarró su pesadilla
en la punta de la palabra,
y escupió:
el charco se hizo en la tierra,
y en el fondo, paralítico,
se delineó aquel demonio.

* Conocí a José Emilio Pacheco a mediados de 1970 en el taller que dirigía Juan Bañuelos, mi primer maestro, en la UNAM. Para recibirlo, Juan me encargó que escribiera una nota sobre No me preguntes cómo pasa el tiempo, con el que había ganado en 1969 el Premio Nacional de Poesía. José Emilio –así era él– quedó muy agradecido. Desde entonces llevamos una muy buena amistad y comenté un buen número de sus libros. A lo largo de los años me dio varios consejos que fueron claves para que yo escribiera con menos incorrección. Yo leía mucho hacia finales de los sesenta y principios de los setenta a los mal llamados poetas malditos, y leí, de William Blake, en la versión de Xavier Villaurrutia, el Matrimonio del cielo y el infierno, donde Blake en una línea dice que el verdadero poeta está del lado del demonio. De allí nació este poema, escrito a mis veintiún años, que dediqué al inolvidable José Emilio.