Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 29 de septiembre de 2013 Num: 969

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El lugar de los hechos
Élmer Mendoza

Mutis en la era
de los setenta

Javier Wimer

Kawabata y García Márquez: dos novelas habitadas por muchachas
Juan Manuel Roca

Paternidad y amistad: orfandades contemporáneas
Fabrizio Andreella

Entre cleptocracias
y cenicidios

Jochy Herrera entrevista
Con Luis Eduardo Aute

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Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
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Galería
Rodolfo Alonso
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Luis Tovar


Directorio
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Con Luis Eduardo Aute

Entre
cleptocracias
y cenicidios

Jochy Herrera

Asir la pintura, la música y la poesía durante toda una vida es lo más cercano a la consagración de un artista, y en el caso de Aute significa arribar a la casi desaparecida caracterización del ejercicio humano contemporáneo que los helénicos fundaron: el estatus de pensador. Hablamos aquí de Aute con Aute; el hombre que crea, interrogándose, y se pregunta, creando: ¿qué sentido tiene esa broma llamada existencia?

El niño que miraba el mar es su más reciente trabajo: doce canciones y un cortometraje (El niño y el basilisco) de trescientos dibujos que recrean veinte minutos de memorias en su Filipinas natal (y circunstancial) devastada por la guerra en 1945. Una foto tomada por su hija en La Habana, en 2010, provoca el flashback al niño sorprendido frente al mar de Manila, seis décadas atrás. Así, el Aute-hombre se reencuentra queriendo ver en ese niño lo que hoy miran sus ojos. Porque el niño es él, y no la invención de un personaje de sí mismo.

En Las pequeñas memorias, Saramago confesó “rememorar el niño que fue y que quiso ser”, a fin de entenderse a sí mismo; Kafka escribió la Carta al padre como instrumento literario o catarsis de una relación filial atormentada. Aute, por su parte, daría lo vivido por sentarse al costado de ese niño que fue él para verse en su futuro desde todo su pasado, mirando al mar. Iniciamos este diálogo cuestionándole sobre la niñez hoy día.

“Por un lado es cada vez más breve porque enseguida son abducidos por la tecnología, convirtiéndose en tempranos adictos a un mundo artificial (que no irreal) y por otro lado prolongan su ‘niñez’ de más porque la adultez les aterra. Esto referido a la bien alimentada; la otra niñez que subsiste en la marginalidad desconoce esa fase llamada niñez, son adultos apenas se ponen en pie. Es la ley de la jungla.”

Aute fue el niño sostenido por Gumersindo, ese padre suyo sobre quien me he atrevido a indagar en este conversatorio virtual: “La relación con él fue muy intensa en todos los sentidos y sentimientos. Ya era mayor cuando nací y eso le marcó en el trato que tenía conmigo. Yo era hijo único y un poco nieto único a la vez, y con la perspectiva del tiempo soy consciente de que me quiso ‘vivir’ en todas las fases de mi crecimiento, todo el tiempo que le quedaba libre me lo dedicaba. Fue el padre más tolerante, cariñoso, sensible, humilde, generoso y bueno (bueno como diría Antonio Machado) que jamás haya existido. Fui plenamente consciente de que yo le justificaba la vida.”

El cortometraje incluido en este disco revela las pupilas del niño-Aute perdidas en el horizonte que posteriormente reflejará el monstruo con el que cierta maladultez le ha envenenado: “el animal que llevamos dentro”. El mitológico Basilisco reyezuelo que, según Plinio el Viejo, dejaba una estela de veneno en cada huella y una muerte en cada mirada. ¡Vaya metáfora en este tiempo monstruoso en el que, en opinión de Aute, “nos estamos acabando nosotros mismos y, a la vez, somos nuestro peor enemigo” Como sostiene que el pasado siglo ha sido el más salvaje, le pregunto cómo pinta el XXI.

“El siglo anterior ha sido de una crueldad sin límites, pero el XXI me temo que será terrorífico en el sentido de que el Gran hermano, de Orwell, será un chiste comparado con el Kontrol absoluto del presente y del futuro. La profundísima Klaustrofobia que padeceremos cuando seamos conscientes de la Muerte del Azar, porque el futuro ya está ‘provocado’, será insoportable. Nada me gustaría más que equivocarme en esta intuición.”

Aute observa “este feo inmundo mundo” que nos ha tocado vivir; “ya no por injusto, mercenario y criminal, que así ha sido desde que existe la Historia, sino porque es gobernado por un nuevo dictador que dicen llamarse clepto-corporatocracia”. En ese contexto, le pregunto, ¿cómo ves la crisis de España?

“La situación de mi país no la veo, me siento incapaz de ‘ver’ su devenir, se deshace por momentos ¿gobernado? por una casta política sublimemente mediocre, inculta (y lo peor: orgullosa de serlo) e incondicionalmente entregada a los designios de las mafias financieras más corruptas, sin identidad alguna salvo la identificación plena con la más apoteósica estupidez. De todos las naciones del sur de Europa, desde Chipre a Portugal, desahuciadas por el norte, concretamente la Alemania (Deutschebank) de Merkel en coalición con la U. S. A. (JP Morgan, Goldman Sachs) del T. E. A. (Totalitarian Enterprise of America) Party camuflada por la cara amable del imperio que es Obama, de todo ese sur mediterráneo de Europa (excuna cultural del llamado Occidente), España es el país más paria. Está absolutamente ‘vendido’ a las clepto-corporatocracias del terrorismo financiero global y la Korrupción está en fase de metástasis generalizada.”

Entre escalofríos y andanzas de la muerte, Aute aún recurre al corazón más encendido pidiéndole a una ella el soplo capaz de revivirle, latido a latido. Porque tras amar hasta las cenizas, al punto de la derrota, de pronto galopa el corazón dando señales de vida; al parecer, aún no muere el amor: ¿Nos sigue salvando de la muerte o se trata sólo de suspiros?

“Son suspiros cenicidas… Pero sigo creyendo que mientras quede una persona que sea feliz encontrando el sentido de su vida solamente por el hecho de que el amado existe (y viceversa) en el planeta, esta pequeña bola giratoria estará justificada.”

Hablar con Aute de proyectos es siempre una caja de sorpresas: “Estoy terminando la última entrega de la serie AnimalHada, poemitas y dibujos a titularse El sexto animal y terminando de musicalizar El último poema, una selección de los poemas (escritos por poetas universales) antes de morir. A pesar de tan febril y prolija creatividad, el artista admite –“después de todo lo sufrido”– desconocer lo que impulsa “ese primer latido que me demanda darles sangre de canción”; desconocer “de qué musa nace el alma que toma cuerpo en su vestido de canción”.

Mas ¿qué importa? Al parecer aún queda mucho Aute por-venir.