Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
Al pie de la letra
Ernesto de la Peña
Historia de un niño
Miltos Sajtouris
Mariátegui y el ensayo
de interpretación
Gustavo Ogarrio
Latitud
Jorge Valdés Díaz-Vélez
Tres poetas urugalos: Lautréamont, Laforgue, Supervielle
Enrique Héctor González
Elvira Gascón o la fecundidad del silencio
Augusto Isla
Elvira Gascón
Juan Rulfo
Dos sonetos para Elvira
Rubén Bonifaz Nuño (1969)
El cuerpo dice lo que
el alma calla
Ricardo Yáñez
Leer
Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Cinexcusas
Luis Tovar
Corporal
Manuel Stephens
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Cabezalcubo
Jorge Moch
Directorio
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Rogelio Guedea
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Vidas invisibles
Subiendo la colina hacia el desmonte que hay antes de llegar al acantilado, caí en la cuenta –en la certeza real, profunda– de que no es verdad que tengamos una sola y única vida que recorra una trayectoria que va del primero de enero al treinta y uno de diciembre, cada año y todos los años, sino que más bien nuestra vida tiene una serie de vidas internas encadenadas, pequeñas vidas que se viven alternativamente dentro, a su vez, de otras vidas igualmente encadenadas a ellas, internas también, y dentro de esas vidas otras se encadenan interminablemente, viviéndose y viviéndonos dentro, con sus leyes y costumbres, sus fueguitos y zonas de recreo, sus cárceles y abismos, intentando asir lo que las otras vidas paralelas y perpendiculares, que suben y que bajan, muestran en su intermitencia, el paso de unas a otras, ese encenderse y apagarse como este vivir y morir nuestro de cada día a razón de milésimas de segundo, para luego volver a llegar a ese punto de encuentro en el que lo que tú eres y yo soy logran, por fin, ser una sola y misma vida. |