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Miguel Ángel Rivera
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Nadie irá a la cárcel por el caso de la guardería ABC, vaticinio y certeza

Asegura Kessel que no hay ningún retraso en la Refinería Bicentenario

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El último suspiro del Conquistador / XLII

Miguel Ángel Velázquez
Pedro Miguel
Balance de la Jornada

Donovan y los caudillos

Obama y el laberinto afgano
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l presidente de Estados Unidos, Barack Obama, destituyó ayer al general Stanley McChrystal, quien estaba a cargo de las fuerzas de ese país y de la OTAN en Afganistán, y anunció que será remplazado por David Petraeus, quien encabezó la misión estadunidense en Irak y actualmente se desempeña como jefe del comando central del ejército del vecino país. McChrystal y varios de sus asesores habían formulado, en entrevista con la publicación Rolling Stone, duras críticas contra el actual ocupante de la Casa Blanca y algunos de sus colaboradores. En respuesta, Barack Obama señaló que el uniformado había mostrado poco juicio en sus declaraciones y lo llamó a rendir cuentas a Washington.

Carlos Hernández
El Correo Ilustrado

Hasta siempre, Monsi

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ompendio de lo más noble de la nobleza humana, Carlos Monsiváis se mantuvo siempre al lado de las mejores causas de las grandes mayorías pero, también, de las minorías discriminadas y marginadas. Su ejemplo lúcido ilustró lo que debe ser la conducta de un intelectual que no se deja someter por el poder ni encandilar por los falsos oropeles.

Justicia para Atenco
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n toda la nación priva la injusticia. Existe una división entre los que tienen recursos y los que están en una situación de mayor o menor pobreza.

Luis Villoro
El enigma de Israel
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ace poco el presidente Barack Obama presentó una nueva Estrategia de seguridad y defensa que entraña varios cambios respecto de la adoptada por Bush. Destacan el énfasis en la cooperación y las alianzas, en lugar del uso de la fuerza, y el abandono de la guerra contra el terrorismo. Obama aclaró que lo que busca no es una guerra mundial contra una táctica: el terrorismo, o una religión: el islam.

Más sobre el tabaco
E

s curioso ver cómo mis artículos sobre el tabaco provocan más polémica que los referidos a los partidos políticos, al poder institucional o al papel de las izquierdas y las derechas. De no ser así me abstendría de insistir sobre el tema. ¿Quieren polémica? Polemicemos.

Héctor Díaz-Polanco
Octavio Rodríguez Araujo
Vísperas de Toronto
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n más de un sentido, el Grupo de los Veinte (G-20) concluye, este fin de semana, un periodo de gestación, iniciado hace nueve meses en Pittsburg, cuando fue proclamado locus primario para la cooperación económica y financiera internacional, relegando al G-7 y sus adláteres, que habían jugado ese papel por demasiado tiempo. Es de esperarse que el alumbramiento no sea el del ridículo ratón que suele surgir del parto de los montes. A diferencia de la cumbre de Washington, reunida en noviembre de 2008 en pleno vendaval financiero, y de las celebradas en Londres y Pittsburg en abril y septiembre del año siguiente, en medio de una severa recesión económica que afectaba a todas las economías del grupo (salvo Australia, China, India e Indonesia), la de Toronto ocurre en un ambiente global menos angustioso, tras de que, en el primer trimestre de 2010, todas ellas lograron reactivar su crecimiento (excepto España y Reino Unido), aunque éste sea débil e insuficiente para superar las caídas en la producción y, sobre todo, el empleo provocadas por la crisis. De alguna manera, la urgencia de impulsar la recuperación, restaurar las finanzas y abatir la desocupación, que presidió las anteriores cumbres, parece disiparse y ser sustituida por preocupaciones relacionadas con la pronta corrección de los desequilibrios fiscales, la inmediata reducción de los niveles de endeudamiento y el temor de que resurjan las presiones inflacionarias. Estas inquietudes resultan incongruentes con la todavía en buena medida postrada situación de la economía y las finanzas mundiales, que no ha conjurado el riesgo de fuertes recaídas. Compartirlas equivale a aceptar que la orientación de conjunto de la economía mundial sea dictada por los mismos operadores financieros privados –bancos, instituciones financieras y agencias calificadoras– que hace dos años desataron la crisis y que ahora deciden la fuerza y oportunidad de los nuevos ataques especulativos. De este modo, el enfrentamiento entre quienes proponen pasar cuanto antes a políticas de consolidación y los que pugnan por mantener lo esencial de las políticas de impulso marca la tensión que caracteriza a estas vísperas de Toronto.

Carlos Monsiváis
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isfrutamos de Monsivás quizá como en su tiempo los privilegiados lectores de Quevedo, Ignacio Ramírez o Guilllermo Prieto se beneficiaron de su presencia, acaso sin ser del todo conscientes de la trascendencia de esa enorme obra diversa y dispersa, que en Carlos es ubicua, abarcante, filosa, informada y eficaz, revisada a mano con pulcritud y reconocible calidad. Tocada por la erudición o marcada por la urgencia del instante eléctrico que rasga el aquí-no-pasa-nada, Carlos convierte la crónica periodística en el espacio de encuentro o afirmación donde se reconocen (nos reconocemos) los nuevos sujetos mexicanos, en una fuente cotidiana de buena literatura que ayuda a públicos otrora inimaginables a iniciar o completar, a través de más de medio siglo, su formación artística, política o moral definitiva. Junto a las investigaciones eruditas que ya resultan indispensables, Carlos une en un solo torrente creador su peculiar literatura de combate, emparentado con la tradición liberal, la interpelación continua de una realidad que a todas luces es y le parece injusta. Ya vendrán los estudios, las antologías, los debates en torno a sus indiscutibles aportaciones en campos como la poesía, el cine, la cultura popular in extenso, por citar algunos aspectos sobresalientes, pero en sus libros publicados nos aguardan ensayos plenos de lucidez, la constatación de que a él tampoco nada del mundo le era ajeno. Allí está con toda su frescura, inteligencia o enciclopedismo ese mexicano excepcional al que hoy lloramos.

Jorge Eduardo Navarrete
Adolfo Sánchez Rebolledo
Los límites de la ira
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a última edición de la revista The Economist observa la pérdida de apoyo del presidente Obama en la opinión pública y el creciente descontento que han disparado el desempleo, que no ha logrado vencer, y la crisis del derrame petrolero en el Golfo de México. Tanto se ha deteriorado el clima favorable al presidente de Estados Unidos que la mayoría de los comentaristas apunta a una probable derrota de los demócratas en las elecciones legislativas del próximo mes de noviembre. No obstante, al examinar el desarrollo del Partido Republicano desde el fracaso de 2008, el editorial de The Economist señala que la derecha no es una alternativa al Partido Demócrata mientras se inspire más en la ira de la opinión pública que en ideas atractivas e imaginativas para enfrentar los problemas del país.

Reservas y necesidades
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on cierto aire triunfalista, el Banco de México anunció que las reservas internacionales en su poder superaron los 100 mil millones de dólares, lo que significa 1.3 billones de pesos. El año pasado la suma total de lo que la economía mexicana produjo fue de 11.8 billones, de modo que la reserva equivale a 11 por ciento del PIB. Se trata, por supuesto, de una cantidad importante de dólares que el Banco de México invierte en papeles seguros. Estas reservas del país, no del gobierno, están invertidas en papel gubernamental estadunidense a una tasa de alrededor de uno por ciento y contribuyen a financiar su enorme déficit fiscal.

Soledad Loaeza
Orlando Delgado Selley
Una gran victoria puertorriqueña
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n 1898 Estados Unidos, en su debut imperialista, se apoderó por las armas de Cuba y Puerto Rico con el propósito de controlarlas y usarlas como trampolín de su arremetida expansionista al sur del río Bravo. Al mismo tiempo frustraba la victoria de dos procesos independentistas que estaban indisolublemente ligados. Tanto, que el artículo primero de los estatutos del Partido Revolucionario Cubano (1892) proclamaba que éste se creaba para luchar por la independencia absoluta de Cuba y fomentar y auxiliar la de Puerto Rico; y los próceres borinqueños Eugenio María de Hostos y Ramón Emeterio Betances previeron anticipadamente, al igual que su compañero y fundador de ese partido, el cubano José Martí, la necesidad de unirse frente a la amenaza expansionista estadunidense. Cuba, aunque consiguió en 1902 la independencia formal y la creación del Estado-nación, fue convertida en protectorado yanqui y solamente llegó a ser realmente independiente con el triunfo de la revolución el primero de enero de 1959. Puerto Rico es el único país de América Latina que todavía hoy mantiene la condición de colonia no obstante que su pueblo ha luchado con denuedo por su autodeterminación e independencia y reafirmado y enriquecido en ese proceso su indómita identidad nacional. No es gratuito, por eso, que el Comité de Descolonización de la ONU haya convocado en estos días a una sesión especial para exigir a Estados Unidos que garantice el derecho del pueblo boricua a su autodeterminación.

Gilberto Bosques
Foto
Laura Bosques, hija de Gilberto Bosques, con Marcelo Ebrard y Cuauhtémoc Cárdenas, anoche, en la Casa Refugio Citlaltépetl, donde se presentó la cátedra en honor del diplomático Foto Carlos Ramos Mamahua
Ángel Guerra Cabrera
Elena Poniatowska/ II y última
Sabor amargo
S

omos toda clase de bichos los críticos de teatro. Están los sedicentes, es decir locutores y egresados de alguna escuela de comunicación que ignoran todo acerca de las artes escénicas, pero que andan por el mundo amparados en un blog de Internet o en las siglas de asociaciones fantasma, pero esos no valen la pena de que nos ocupemos de ellos. Estamos los que intentamos ser serios y documentados, aunque algunos que otros se ensañan con sus colegas, tal vez por sentirse superiores. Por no caer en eso, y porque me resultan muy simpáticas sus posturas de izquierda y feministas, me siento inhibida de escribir acerca de Estela Leñero y en alguna ocasión he prescindido de hacerlo cuando su texto no me ha gustado, pero hoy intento olvidar a la crítica de teatro de una importante revista y me atengo a la muy premiada dramaturga que es también Estela y creo que no hay falta de ética en hacer una crítica que no es positiva.

Olga Harmony