Las consecuencias que ello dejará a mediano y largo plazo en el empleo y la economía de toda la región son enormes, y podrían arrojar a miles de habitantes a la migración forzada.
Alrededor de 38 mil unidades de Sembrando vida se ven comprometidas por la contaminación del agua y del suelo, la alteración de ecosistemas y la competencia por recursos hídricos que esta práctica genera.