No fuimos los primeros en tomar las armas. Partimos de la premisa de que la liberación no puede lograrse mediante negociaciones ni por ninguna otra vía que no sea la lucha armada
¿Quién o quiénes pondrán el cascabel al gato? ¿La Asamblea General, el Consejo de Seguridad dominado por el sionismo estadunidense, o la heroica, invencible, conmovedora resistencia del pueblo palestino?
No quedaría más que retomar la causa de Prometeo, personaje mitológico que, desafiando a los dioses, entregó a la humanidad el fuego de la verdadera libertad.