Guadalajara, Jal. El nombre de Marcos Aguilar Rojas, representante agrario de la comunidad wixárika y tepehuana de San Lorenzo Azqueltán ubicada en el municipio jalisciense de Villa Guerrero, asesinado el 26 de noviembre por oponerse al despojo del territorio ancestral, retumbó con fuerza y de forma simultánea en el centro de Guadalajara y la Ciudad de México, donde se realizaron marchas para exigir justicia y pedir la intervención de la presidenta Claudia Sheinbaum.
“Marcos vive, la lucha sigue”, fue el coro al unísono entre ambas ciudades, en la conclusión de las llamadas “Jornadas por la vida en Azqueltán”, una iniciativa de la comunidad indígena afectada desde hace 10 años tras exigir la titulación de sus tierras en un juicio que se ha prolongado y en ese tiempo ha permitido despojos, invasiones, desapariciones, golpizas, amenazas y, ahora, homicidios, todo en la impunidad absoluta a pesar que la comunidad siempre ha identificado y denunciado a sus agresores.
Con el apoyo de diversos colectivos, wixaritari y tepehuanes encabezaron las marchas, en Guadalajara partiendo de la plaza de El Santuario y con la entrega del pliego petitorio en las oficinas de la delegación de la Secretaría de Gobernación, mientras en la capital del país la movilización partió de El Caballito también rumbo a las oficinas de la Segob.
La petición central es justicia por el homicidio de Marcos Aguilar, el cese de las agresiones y, en particular, que la presidenta Sheinbaum emita un decreto para que las 38 mil hectáreas que integran la comunidad sean tituladas y entregadas a sus ancestrales poseedores, ante el despojo que han sufrido con el apoyo y complacencia, denunciaron, de autoridades como la Fiscalía de Jalisco, la policía investigadora estatal y la agencia del Ministerio Público de Villa Guerrero.
A esas autoridades acusaron de haber obstruido la acción de justicia, minimizado los hechos y favorecido a los agresores, Esteban y Manuel Aguilar Herrera, quienes durante años ha encabezado y pagado hombres armados que amenazan, golpean, desaparecen y ahora asesinan a líderes de la comunidad.
“El nivel de agresión actual supera nuestras capacidades de protección y exigen la intervención inmediata del estado”, dice una parte del pliego petitorio.
Los manifestantes señalaron que las autoridades de la fiscalía jalisciense han querido minimizar el tema a que se trata de ”un conflicto entre particulares”.
“No es así, son agresiones que están viviendo por la labor de defensa de su territorio y costumbres, hoy exigimos que esas agresiones no queden en la impunidad ya que en años anteriores han vivido desapariciones, intentos de homicidio, hechos que han quedado en completa impunidad por el contubernio entre la Fiscalía de Jalisco y el Poder Judicial del mismo estado”, insistieron.
Las jornadas por la paz en Azqueltán iniciaron casi desde el mismo 26 de noviembre, cuando fue asesinado a disparos Marcos Aguilar, en una agresión en la que también resultó con lesiones de arma de fuego su hermano Gabriel, quien sigue recibiendo atención médica en la actualidad.
El 6 de diciembre líderes de la comunidad y colectivos que apoyan su causa, realizaron una rueda de prensa en la Feria Internacional del Libro (FIL) Guadalajara y continuaron con una velada, el 7 de diciembre, en la explanada de la misma FIL, donde se encendieron veladoras en señal de duelo.
Las movilizaciones en Guadalajara y Ciudad de México fueron el cierre de la actividad programada en dichas jornadas, aunque como señalaron en las dos manifestaciones: “la lucha sigue…”.