Ciudad de México. La inseguridad en el campo, particularmente las extorsiones del crimen organizado, eleva entre 10 y 20 por ciento el precio final de los alimentos que llegan a las mesas de las familias mexicanas, afirmó Jorge Esteve, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
“Las extorsiones, dependiendo de la zona y del producto, hacen que llegue 10 o 20 por ciento más caro al consumidor”, explicó Esteve, quien detalló que el fenómeno ya no se limita a regiones tradicionalmente conflictivas como Michoacán.
En reunión con medios, el directivo señaló que los grupos criminales han diversificado sus modalidades: cobran por hectárea, por tonelada producida, por transporte o incluso obligan a los productores a comprar insumos a proveedores designados por ellos.
Esteve subrayó que el problema se agravó con el “descuido de la seguridad” en los últimos años y que hoy es “bastante generalizado”. “Antes eran puntos aislados; hoy encontramos nuevas formas de extorsión que hace ocho o diez años no escuchábamos”, indicó.
Sin embargo, el presidente del CNA señaló que la inseguridad es un tema que ya está siendo atendido por el actual gobierno, aunque enfatizó en que no es el único factor que golpea al sector, dado que desde el sexenio anterior el campo fue “desmantelado”.
Recordó que en el gobierno pasado se dio la eliminación de instrumentos como la Financiera Nacional de Desarrollo, las coberturas de precios y la agricultura por contrato. “Se quitaron cosas tan lógicas como la agricultura por contrato, donde las partes se ponen de acuerdo, antes de sembrar, en el precio al que se va a comprar”, ejemplificó.
Agregó que un seguro agropecuario en México cuesta cuatro veces más que en Estados Unidos y que los recortes a programas de apoyo han dejado al sector sin red de protección.
“Si hoy dejo de ir al doctor y dejo de cuidarme, tal vez cinco años después me da un ataque cardiaco”, comparó Esteve para luego añadir que “han pasado seis años y ya vemos las consecuencias: el gusano barrenador, enfermedades en cítricos y el colapso del campo de granos”.
Sobre este último, el dirigente enfatizó en que “el campo de los granos no aguanta. No es negocio”. Reconoció que el crecimiento agropecuario de 2024, estimado en cerca de 4 por ciento, se debe exclusivamente a frutas y hortalizas, especialmente aguacate, berries y cítricos, que sí soportan mano de obra cara y presiones externas. “Si no fuera por ese campo, México estaría en franca recesión”, admitió.
Enfatizó en que actualmente México no cuenta con una política pública enfocada a que los productores sean más eficientes, modernicen o innoven, por lo que llamó a definir cuánto de los granos básicos debe producir México para reducir la dependencia externa. Actualmente el país importa más del 50 por ciento del maíz que consume.