Brasilia. La economía de Brasil se desaceleró más de lo esperado en el tercer trimestre, ya que una lectura débil de los servicios se sumó a las señales de enfriamiento de la actividad en medio de altas tasas de interés.
La mayor economía de América Latina creció 0.1 por ciento entre julio y septiembre respecto al trimestre anterior, informó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). La lectura supuso una nueva pérdida de impulso tras una expansión de 0.3 por ciento en el segundo trimestre, así como una fuerte desaceleración respecto al crecimiento de 1.5 por ciento del primer trimestre.
El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) quedó por debajo de las expectativas del mercado, que esperaba un avance en torno a 0.2 por ciento. En términos anuales, el PIB creció 1.8 por ciento y ascendió a 3.2 billones de reales (unos 600 mil millones de dólares).
En la comparación anual, la agropecuaria lideró la expansión con un salto de 10.1 por ciento, mientras que la industria creció 1.7 y los servicios 1.3 por ciento.
La desaceleración económica ocurre mientras el Banco Central brasileño mantiene una de las tasas más elevadas del mundo en un esfuerzo por contener la inflación. Los altos intereses
La tasa Selic está en 15 por ciento desde junio, un nivel alto que encarece el crédito y desalienta el consumo y la inversión, lo que frena el crecimiento económico.
Además, el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva hizo frente a los aranceles estadounidenses de hasta 50 por ciento a varios productos brasileños, que entraron en vigor el 6 de agosto. Desde entonces, Washington ha anunciado exclusiones a algunos rubros, incluyendo la carne de res y el café, de los que el gigante sudamericano es el primer productor y exportador mundial.
El Ministerio de Industria y Comercio de Brasil informó este jueves que las exportaciones de Brasil a Estados Unidos cayeron 28.1 por ciento en noviembre respecto al mismo mes de 2024.
Por otro lado, la inflación registró en octubre su menor resultado para ese mes en casi 30 años y se moderó a 4.68 por ciento en los últimos doce meses, acercándose a la meta oficial. El ritmo de aumento de los precios es el indicador que los brasileños sienten más directamente.
A principios de año la inflación de alimentos afectó la caída de popularidad de Lula, quien ha afirmado su deseo de buscar un cuarto mandato en las elecciones de octubre de 2026.