Poco antes de que una de sus tantas marionetas (Javier Alatorre, en pose de luchador callejero y en un apocalíptico escenario fabricado para la ocasión) describiera un México apocalíptico y “sin leyes” tras el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra de Elektra y Tv Azteca, el dueño del muñequito mediático, Ricardo Salinas Pliego, aseguró: “a mí no van a doblar y sí, los voy a sacar del poder a patadas; conmigo se equivocaron y hoy esto no se acaba, inicia”.
El de los abonos chiquitos en algo tiene razón: tras dicho fallo, el procedimiento no se acaba. De hecho, comienza, porque el Servicio de Administración Tributaria (SAT) tiene que calcular el monto exacto a pagar (ya con multas, recargos, actualizaciones y conexos) y lo tiene que mostrar para que el susodicho pase a la caja en avenida Hidalgo 77, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, o, ya con línea de captura, proceda con el depósito electrónico.
Por lo que toca a “sacar del poder a patadas” a quienes están en el gobierno, el émulo de Jair Bolsonaro (ya condenado por la justicia brasileña a 27 años de prisión) y cachorro del esperpéntico Javier Milei, pues simplemente cometería un delito y terminaría en la cárcel, independientemente de su decisión de pagar o no los impuestos que desde hace 16 años debe a la nación. Y en esto, realmente nadie “se equivoca”.
En el tema fiscal es muy sencillo: si, tras el fallo de la SCJN, Salinas Pliego no paga los impuestos que adeuda, la autoridad comenzará los procedimientos judiciales correspondientes para garantizar que lo haga, sin importar las pataletas guadalupanas ni las campañas sucias orquestadas y financiadas por Ricardo el rabioso.
La presidenta Sheinbaum se refirió a este caso: “aquí no hay ningún autoritarismo ni nada, sino sencillamente el cálculo de lo que se debe, a lo que tiene beneficios si es que paga. Si no lo hace, también hay procedimientos para garantizarlo, porque es la ley. Es importante decir que fueron varios procesos; en algunos casos, 15 años de litigios, que llegaron en su momento a la Corte –antes de que se eligieran a los ministros– y los dejó congelados, no quería decidir. No es ni siquiera que hubiera decidido en contra o a favor, sino que los deja congelados; llegan a la Corte, los admiten y después los congelan; no resuelven, no resuelven, no resuelven, los dejan dentro de un cajón. Y finalmente, la (nueva) Corte resuelve: de-sechamos los recursos que presenta este grupo empresarial”, todo en el marco de la ley.
La mandataria detalló: “no es extraño que resuelvan de la manera en la que lo hizo la (nueva) Corte, porque ya había pasado por distintas instancias, algunas de antes de 2018, y después de 2018 a 2024. Tribunales colegiados que dijeron: “no proceden los reclamos del Grupo Salinas”. Ahora, “sencillamente dijeron: ‘quedan firmes las sentencias de los tribunales colegiados de circuito’. Eso es lo que resolvió la Corte. Si paga, ahí se resuelve el asunto. Si no, tienen que venir una serie de procedimientos que son parte de un proceso jurídico que debe cumplirse. El Código Fiscal establece una serie de beneficios para el que debe el impuesto, de acuerdo con las multas que vaya pagando. Si no paga, entonces se van incrementando; y si no, hay una serie de beneficios que lo establece claramente el Código Fiscal. No es un asunto particular para una empresa: mientras más tarde en pagar, más multas hay”.
Por lo que toca al Poder Judicial, la presidenta Sheinbaum subrayó: “evidentemente, tiene que fortalecerse y consolidarse. ¿Con qué objetivo? Estado de derecho: que se cumpla con las leyes y no se imparta justicia para unos sí y para otros no; que no haya privilegios; que no haya el que es amigo del ministro o de la ministra; que no haya quien dé dinero a un juez para que pueda resolver en una u otra forma, sino que sea un sistema honesto, limpio, transparente, que resuelva de acuerdo con lo que dicen la Constitución y las leyes. Y que haya justicia para el pobre e igual, para el rico, que sean valorados igual, en el marco de nuestras leyes y la Constitución”.
Antes, ello no ocurría, porque prevalecían “el influyentismo, el ‘eres amigo, te resuelvo’; ‘tienes dinero, te resuelvo más rápido’. Y en el caso de las y los ministros lo mismo: ‘eres amigo, compadre, familiar, tienes influencias, entonces no se toca tu caso’. Ah, pero si se trata de una resolución que tiene que ver con una persona humilde, ahí sí no importa, ahí la resolución puede ser en su contra”.
Las rebanadas del pastel
Hoy, espectáculo pagado por la ultraderecha que ahora se disfraza de “juventud”.
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