Ensenada, BC., “A veces no me siento esta persona, siento que están exagerando, pero lo siento muy bonito, honestamente”, con estas palabras, entre la incredulidad y la emoción, Isaac del Toro intentaba procesar la dimensión de su regreso. No era para menos. El joven ciclista, convertido en una estrella mundial del pelotón, pisaba –más bien rodaba– de nuevo su tierra, Ensenada, para coronarse en el Campeonato Nacional de Ciclismo de Ruta 2025.
A las 8 horas en punto, la carrera dio inicio en un costado de la Arena Valle de Guadalupe. Entre los exponentes del ciclismo nacional que partían, Del Toro compartía protagonismo con sus pares y amigos bajacalifornianos, los mundialistas Éder Frayre y David Ruvalcaba.
El recorrido, un exigente trayecto de 160 kilómetros, que Del Toro pedaleó en 3 horas con 46 minutos y 39 segundos, no estuvo exento de sobresaltos. Un incidente temprano puso a prueba los reflejos del pelotón cuando un vehículo de un patrocinador se atravesó y detuvo en el camino. Los ciclistas, que circulaban a aproximadamente 40 kilómetros por hora, debieron esquivarlo en una maniobra que evitó una desgracia mayor.
Pero nada pudo detener el guion que las piernas de Del Toro habían escrito para este día. El pedalista no sólo ganó la carrera, sino logró un histórico 1-2 para Baja California, con Frayre cruzando la meta en segunda posición. Un resultado que grita a los cuatro vientos quiénes son los mejores ciclistas de México.
Frayre, ese otro maestro del ciclismo que corre en California con Golden State Blazer, multicampeón nacional, representante en olimpiadas y distintas justas internacionales, no sólo le aguantó el paso a Del Toro, llegó apenas un minuto después, con tiempo de 3 horas, 47 minutos y 17 segundos.
En tercer sitio llegó a la meta José Gerardo Ulloa Arévalo, del equipo MASSI Guanajuato, con 3 horas, 50 minutos y 43 segundos, seguido de Edgar Cadena Martínez, de Petrolike Hidalgo, quien cronometró un segundo más que el tercer lugar. Estos cuatro corrieron prácticamente juntos la primera vuelta; sin embargo, cuando empezó la segunda –cada vuelta del circuito con 40 kilómetros– Del Toro y Frayre se escaparon para correr juntos el resto de la ruta.
El privilegio de volver a casa
“Sí, para mí es un privilegio enorme”, confesó al ser interrogado sobre sus primeras impresiones. “O sea, me siento muy privilegiado al compartir con tantos amigos y tantas personas conocidas de toda mi vida, es muy bonito estar aquí y finalizar el trabajo de esta manera”.
“Creo que hay mucha gente nueva que está llegando al deporte y que está aprendiendo mucho”, explicó; “una buena referencia es que puedan ver la bandera en las carreras más importantes del mundo. Es algo muy importante para que se sientan identificados”. Este triunfo le permitirá llevar la bandera de México en el jersey durante los torneos del orbe.
La victoria fue aún más dulce al compartirla con sus compañeros de toda la vida. Refiriéndose a Frayre y Ruvalcaba, con quienes formará equipo en el Mundial. Reveló: “Sé como trabajan, entreno con ellos desde hace muchos años y la verdad es que es muy fácil, prácticamente ni siquiera tenemos que hablar, es algo que se puede aprovechar bien a la hora de emplear el trabajo en el Mundial”.
Su regreso a Ensenada, esta vez, fue diferente. Buscó la calma en medio del huracán de su creciente fama. “Estoy muy contento de volver, la verdad. Simplemente traté de tener mi propio espacio, ya que estaba un poco cansado del año, pero muy contento de compar-tirlo con algunos amigos, algunos días en los que pude tener una rutina más normal”, expresó el bicampeón, quien el jueves conquistó también la contrarreloj.
Un gigante internacional
El contraste con su más reciente visita era abismal. Entonces, un joven de 16 años se despedía de México tras un discreto puesto 20 en el Campeonato Nacional de Aguascalientes. Ahora, al regreso, es un gigante internacional, y el recibimiento parecía dejarlo sin palabras.
“No, la verdad, obviamente muy privilegiado. O sea, me siento honrado”, expresó, antes de soltar la frase que define la esencia de este campeón que se resiste a creer su propia leyenda: “A veces no me siento esta persona, siento que están exagerando, pero lo siento muy bonito, honestamente”.
Mirando al futuro, la pregunta sobre los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 fue inevitable. “Espero estar ahí, pero todavía queda mucho tiempo por recorrer”.
Para cerrar, dejó un mensaje sobre la importancia de este renacer del ciclismo mexicano: “Sí, principalmente es que más personas y más jóvenes puedan venir, tengan una oportunidad y vean que con este deporte se puede llegar a algún lado, la verdad”.
Hubo muchos problemas para mantener la pista improvisada despejada, no sólo vehículos, peatones y perros se movieron más de lo necesario por donde avanzaba el pelotón. Pero la emoción del público y el espectáculo de ver a un par de grandes del mundo pedalear la cuesta del Tigre con un rítmico bamboleo hizo que los cientos de personas que se instalaron a lo largo del circuito se fueran satisfechas.