EL DILUVIO QUE sucedió sobre casi todo el país nos redescubrió un México que esculpió, a fuerza de corrupción e injusticias, el largo y oscuro periodo del neoliberalismo, por ahí de 36 años.
LAS IMÁGENES DE las desgracias que se exhibieron en fotografías que dejaban a todo el mundo con la garganta seca parecían sacadas de un álbum muy viejo, nada que ver con el México que muchos traíamos en la cabeza, que se pensaba casi desaparecido, que había tenido remedio.
PERO NO, EN las imágenes de hoy sólo cambian los personajes que deambulan por los mismos escenarios de hace 40 años. Por ahí se ve a los herederos de la desgracia que pisan sobre la tierra, hoy vuelta lodo, por donde pasaron sus padres y seguramente sus abuelos. No hay mejoras. Sobrevivió el infortunio que alimentó un sistema decidido a poner en la bolsa de los más acaudalados todo lo que podría haber cambiado esta atmósfera de miseria.
ESE SISTEMA, QUE como daga aún sigue clavado en algunas partes del país, le puso cerco al futuro de una enorme cantidad de poblados que permanecen ahí, sin poder escapar de la desgracia y sin posibilidades de combatirla, indefensos, condenados y ahora lacerados por la naturaleza que reconoce su debilidad.
EL PASO DE la presidenta Claudia Sheinbaum por poblados donde ni en campaña se posó el pie de algún político interesado en mejorar su vida, que por fin descubrieron los gobernadores y donde la idea de gobierno era un algo distante al que no se tenía acceso, se juntó con ellos en el lamento y llevó, por fin, algo que parece el instrumento para romper la barrera que los mantiene encapsulados en la adversidad política: la jerga de la justicia.
Y ES QUE el trabajo de la Presidenta nos ha hecho pensar en la indiferencia de los gobernadores, de los diputados locales y federales, de los presidentes municipales, de toda esa estructura de gobierno que trabaja, en el mejor de los casos, para ganar elecciones con base en la repartición de privilegios que no llegan a la mayoría de la población.
POR LO QUE hemos visto, el olvido de los deberes de los gobiernos locales inspirados en la lista de intereses de mercado que le inyectó de indolencia el ejercicio del deber para el que habían sido electos y que convirtieron al olvido en un sistema. Ese olvido sistemático, creo, como hemos visto, cercos de marginación que hoy estallan en la cara de un país que ahora se esfuerza por desviar el rumbo de la desgracia.
ASÍ QUE BIEN por la Presidenta, que no le teme a enfrentarse a los estragos de una naturaleza violenta que exige corregir el rumbo antes del naufragio. Mucho se hizo en el sexenio pasado, pero frente a la necesidad, fue nada. La labor debe continuar sin mayor desvío. La gran mentira neoliberal del desarrollo tan encostrada de corrupción quedó al descubierto luego de la lluvia que no cesa. La esperanza es que la presidenta Sheinbaum, que ahora lo vivió en toda la expresión de la desgracia, no le ponga ni una gota de olvido a lo que los otros despreciaron.
De pasadita
ALGO ESTÁ POR suceder en Acción Nacional. Según algunas fuentes, le va a ofrecer a Salinas Pliego la candidatura a la Presidencia de la República. No entienden nada.
Y LUEGO, NOS dicen que Fernández Noroña se irá del Senado por acumulación de acusaciones en su contra. La pregunta es: ¿y ahora, para qué? El mal ya se lo hizo a la 4T éste que de siempre ha sido un individuo cínico que nunca debió tener alas. Reptando estaba mejor.
PERO NADA QUE no se esté metiendo en la médula de la 4T. Aquí, en la capital, en el Congreso de esta ciudad, ahora que hablamos de indiferencias, deberíamos poner atención en la actuación de los diputados, que no se han desprendido de ni un centavo de sus dietas para apoyar a los damnificados del diluvio. No hay remedio.