Quito. Alrededor de siete mil policías y militares intentaron cerrar las vías de acceso a Quito para impedir la movilización popular, campesina e indígena convocada para este 12 de octubre, señalado por las organizaciones sociales como el Día de la Resistencia. Al contrario, en diversos puntos de la capital ecuatoriana las manifestaciones bloquearon las principales avenidas, pero también fueron reprimidas con una gran cantidad de gases lacrimógenos.
En el día 21 de del paro nacional, además, se detuvo a un número no precisado de personas por portar carteles, capuchas o algún distintivo a favor de la protesta. Los policías ingresaron a buses y estaciones de transporte para detener a indígenas que supuestamente llegaban o salían de Quito. Muchos de ellos denunciaron racismo porque los retenían por su vestimenta o apariencia física.
Asimismo, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) denunció infiltración de policías en las protestas. Por ejemplo, en la comunidad San Miguel del Común, al norte de Quito, los moradores difundieron videos en los que se observa la presencia de personas encapuchadas que operan junto a la Policía ingresaban a las casas de los comuneros. Por eso, la Conaie alertó “sobre la presencia de infiltrados, acciones de falsa bandera y falsos positivos, utilizados por el gobierno, la policía y las fuerzas armadas para generar caos y justificar el uso desproporcionado de la fuerza”.
Sin embargo, las protestas no solo ocurrieron en Quito. En las provincias de Imbabura, Chimborazo y Guayas, entre otras hubo movilizaciones de rechazo a las medidas económicas aplicadas por el presidente Daniel Noboa con base al programa dispuesto por el Fondo Monetario Internacional. En la agenda del paro se exige reducir el IVA, eliminar el incremento del precio del diésel, derogar las medidas y leyes a favor de la minería y de la condonación de las deudas de los principales grupos económicos, entre ellos las de la corporación Noboa, de la familia del mandatario ecuatoriano.
El gobierno por su parte instaló el llamado Puesto de Mando Unificado (PMU) desde donde monitoreó la protesta nacional, pero desde ahí no se informó sobre los bloqueos y número de detenciones, tampoco de heridos y daños en las carreteras. El ministro del Interior, John Reimberg, solo emitió una declaración desde su cuenta de X, alrededor del mediodía: “Nos encontramos monitoreando y coordinando acciones interinstitucionales de forma permanente a nivel nacional. Seguimos trabajando. Quito está en paz”.
Reimberg agregó que durante los sobrevuelos algunos manifestantes lanzaron proyectiles hacia los helicópteros, por lo que “Policía Nacional tuvo que actuar”. Y acotó: “Hemos dicho, hemos sido muy claros: vamos a mantener el orden, vamos a mantener la paz. En eso estamos trabajando como Bloque de Seguridad. Está desplegado un gran personal de Policía Nacional y de Fuerzas Armadas”.
Durante los días previos a la protesta de este domingo, el gobierno dispuso la movilización general de policías y militares, trasladó a miles de ellos desde distintas ciudades, en medio de la declaración del estado de excepción en 16 provincias y el toque de queda en 5 de ellas. Incluso, el mismo Noboa advirtió: “Nadie puede venir a tomarse por la fuerza la capital de todos los ecuatorianos. A los que eligen la violencia, los espera la ley. A los que actúan como delincuentes, se los tratará como delincuentes”, dijo en su cuenta de X.
Los dirigentes señalaron que las movilizaciones continuarán durante esta semana, en diversas ciudades, luego de que la lluvia cayera en la capital y se dispersara la protesta. Al caer la tarde la policía logró despejar las vías de algunas zonas de Quito y también concentró sus operativos en las carreteras de acceso para facilitar el tránsito de retorno de quienes salieron en el feriado que concluyó ayer, feriado decretado por el gobierno durante cuatro días para afectar a la protesta social. Sin embargo, llegada la noche se activaron nuevos puntos de protesta en la zona norte de Quito y en la provincia de Imbabura.