Washington y Nueva York., La notificación formal al Congreso del presidente Donald Trump de que Estados Unidos está “en guerra” con los principales cárteles de droga “a través del hemisferio occidental” –lo cual incluye a México– expande dramáticamente su poder para emplear la fuerza militar donde desee y cuando quiera alrededor del mundo, matar a “enemigos” incluso si no representan una amenaza inmediata a este país o para detener a individuos sin cargos de manera indefinida.
“Esta es una expansión mayor y sin precedente para que los militares actúen”, afirmó a La Jornada Adam Isacson, director sobre asuntos militares en el Washington Office on Latin America (WOLA). “Si se permite al gobierno llevar el asunto a su conclusión lógica, hace que casi todo lugar en el hemisferio –pero especialmente a un país mayor de producción y tránsito de droga como México– se pueda volver un teatro de batalla”.
Trump notificó al Congreso que ahora Estados Unidos se encuentra en un “conflicto armado activo” con los cárteles, reportó primero The New York Times este jueves.
“Basado en los efectos acumulativos de estos actos hostiles contra los ciudadanos e intereses de Estados Unidos y naciones extranjeras amistosas, el presidente ha determinado que su gobierno está en un conflicto armado no internacional frente a estas organizaciones designadas terroristas”, afirma la notificación oficial en referencia a varias asociaciones delictivas dedicadas al tráfico de estupefacientes recién clasificados así por la Casa Blanca.
El contexto es la serie de ataques estadunidenses con drones militares contra lanchas venezolanas en el Caribe, que el gobierno estadunidense alega –sin ofrecer pruebas en público– que trasegaban drogas ilícitas rumbo a Estados Unidos.
El senador federal por Rhode Island Jack Reed, el demócrata de mayor rango del Comité sobre Fuerzas Armadas, comentó a la publicación The Intercept que Wa-shington “no ha ofrecido ninguna justificación legal creíble, pruebas, o inteligencia para la ofensiva en el Caribe ataques”. De hecho, la DEA ha informado que la mayoría de drogas ilícitas llegan a Estados Unidos por el Pacífico, no por el Caribe.
Sin embargo, la nueva “determinación” enviada al Congreso, y la designación de algunos de los principales cárteles de la droga como el enemigo de Estados Unidos en un “conflicto armado no internacional”, permite que el Pentágono puedan tomar acciones letales en cualquier parte del mundo donde decida que es necesario enfrentar esa amenaza.
Asegura sin pruebas que atacan a estadunidenses
“Estados Unidos ha llegado a un punto crítico en el que tenemos que usar fuerza en la autodefensa y la defensa de otros contra los ataques continuos de estas organizaciones designadas terroristas”, declara la notificación al Congreso, reporta The Intercept.
La notificación oficial, pero no pública, no menciona a países particulares –según medios que han tenido a la vista el documento– pero queda claro que todo país en el hemisferio occidental podría estar incluido cuando lo decida el jefe de la Casa Blanca. “Naciones extranjeras amistosas han hecho esfuerzos significativos para combatir a estas organizaciones”, afirma el documento, de acuerdo con el reporte de la agencia estadunidense de noticias Ap, pero agrega que los cárteles “ahora son transnacionales que conducen ataques continuos a través del hemisferio occidental como criminales organizados”.
Brian Finucane, un ex abogado del Departamento de Estado, explicó que Trump está intentando aplicar el marco legal que tanto presidentes republicanos como demócratas emplearon después del 11 de septiembre de 2001 para justificar miles de acciones militares en más de 40 países bajo el rubro de la “guerra contra el terror”.
“El problema fundamental al abordarlo de esa manera es que en los hechos no se sostiene. Estados Unidos no ha sufrido un ataque armado. El documento ni identifica cuáles son los grupos que está enfrentando en ese “conflicto bélico”. Algunos de ellos –como el Tren de Aragua– casi seguramente no son entes armados organizados con los que el Pentágono podría sostener una conflagración”, comentó a The Intercept.
“Para darle la vuelta a estos problemas fundamentales, el gobierno depende de que el presidente haga tanto las determinaciones de hecho como las legales por puro decreto. Al hacerlo, Trump se está dando licencia para matar basado en sus propias determinaciones y designaciones”, afirma.
Geoffrey S. Corn, un juez retirado quien fue el asesor senior del ejército de Estados Unidos para asuntos de leyes de guerra, es uno de varios expertos que hoy refutaron la idea de que los cárteles de drogas están “atacando” a Estados Unidos.
En entrevista con The New York Times, consideró que la notificación al Congreso es “un abuso” y agregó: “esto no es estirar el sobre… esto es deshacerlo”.
Isacson, de WOLA, coincide con esa opinión. “Este es un ‘enemigo’ casi imposible de identificar. Suele ser que apenas hay una jerarquía de mando, no hay emblemas u otros indicadores de membresía, y una línea muy borrosa entre quiénes son los ‘combatientes’ reales”, declaró a La Jornada.
“Hay gente que (muchas veces sin quererlo) forma parte de sus redes de apoyo, o son espectadores. ¿Un cultivador de coca ahora es un objetivo militar? ¿Alguien que les vende combustible para sus barcos? ¿Alguien que sencillamente está viviendo en un pueblo controlado por el crimen organizado? ¿Un teniente o sargento sobornados?”.
Agregó que “con tan poca claridad sobre quién es el adversario, la posibilidad de que mueran civiles inocentes es enorme”.
En Estados Unidos, expertos en narcotráfico han declarado repetidamente al Congreso que designar a los cárteles de la droga como organizaciones “terroristas” no tiene sentido. Estas organizaciones de narcotráfico, dicen expertos, son más bien empresas de negocios que están realizando operaciones comerciales para producir, transportar y vender un producto a consumidores en Estados Unidos. La única manera efectiva para abordar este problema es tratarlo como asunto comercial y controlarlo.