En calles y bajopuentes cercanos al estadio Ciudad de los Deportes, cientos de personas que asisten al partido Pumas-América son abordados por grupos dedicados a la reventa de boletos. Según la plataforma Ticketmaster, las más de 35 mil localidades disponibles terminaron de venderse al mediodía, como ocurre con las grandes rivalidades del futbol mexicano. “¿En qué zona buscas?”, preguntan señores protegidos con chamarras e impermeables, caminando durante horas por los mismos sitios que frecuentan cada fin de semana.
Mientras la lluvia y el tráfico retrasan horas de llegadas y aumentan tarifas de transporte, las entradas que revenden decenas de comerciantes valen el doble de su costo original. “Tenemos de 1000, 1500 y 2500, preferentes y plateas”, ofrecen a sólo unos metros de donde policías de tránsito y elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana se ubican para vigilar la zona.
Si los boletos más accesibles tuvieron un costo de 400 y 450 pesos (preferente sur y cabecera norte) durante la venta al público en el sitio oficial, los revendedores doblan el precio sin la garantía de no ser rechazados en la lectura del código QR. “En palcos están en 2500, son los únicos techados”, insisten al presenciar una tormenta eléctrica que inunda las banquetas de la colonia Nochebuena.
La expectativa de asistir al América-Pumas, encuentro considerado de alto riesgo por las autoridades capitalinas y uno de los más pasionales en la historia del futbol mexicano, garantiza un negocio redondo. “Son los que más demanda tienen”, afirma uno de los comerciantes, acostumbrado al negocio de vender entradas de última hora como cachitos de lotería.
