Ciudad de México. Diablos Rojos tardó una década en volver a ganar un campeonato. Fue una espera prolongada y agotadora que culminó por fin con su título 17 la temporada pasada. Y el gusto fue tanto que no están dispuestos a volver a esperar; en esta campaña tienen impaciencia por calarse de nuevo la corona de la Serie del Rey. Con esa premura ganaron el segundo juego en el estadio Alfredo Harp Helú, donde asestaron un 12-1 a los Charros de Jalisco, que ahora se preparan para recibir el tercero el próximo sábado.

Durante seis entradas fue un duelo cerrado de esos que gustan a los aficionados clásicos. Con mucho pitcheo que apenas permitió que movieran la pizarra durante seis entradas y media, en las que Diablos tuvo una ventaja mínima por 2-1. En los montículos todo transcurría con cierta rapidez, pues los bateadores desfilaban sin hacer estragos, neutralizados por los lanzamientos y por el buen oficio defensivo de ambos equipos. Hasta ahí se cumplía la promesa del entrenador de Charros, Benjamín Gil, quien había advertido que su equipo era demasiado bueno como para no empatarlo en este segundo partido.

Pero llegó la séptima, y en verdad fatídica para los de Jalisco que vieron como los Rojos les asestaron un rally de cuatro carreras que obligaron a Benjamín Gil a cambiar de lanzadores, tres pitchers estuvieron en la loma sin lograr contener el ataque desaforado de los Diablos. La pizarra tras ese rollo quedó 6-1 y parecía que sería suficiente.

No lo fue. En el octavo episodio Diablos les castigó de nuevo y de forma aún más agresiva. Los Escarlatas les asestaron otro rally pero ahora de seis carreras.

Tres de las anotaciones de ese rollo las produjo el panameño Allen Córdoba, un pelotero que hasta mayo de este año, jugaba con Charros. Ahora viste la casaca Escarlata y en su anterior equipo deben arrepentirse de haberle permitido que se marchara. En este juego estuvo intratable, anotó dos veces, una de ellas con un asombroso sprint desde la primera base hasta el home. Pegó en cuatro de sus cinco turnos al bateo, uno de ellos un jonrón, y empujó cuatro anotaciones. Fue una pieza fundamental en este triunfo.

Benjamín Gil no cedió pese al resultado y aseguró que volverá a la Ciudad de México para coronarse. La única queja que manifestó fue contra la afición de Diablos, a la que nunca quisiera representar.

“Son mal educados. No todos, pero sí algunos. Quizás se escaparon algunos hooligans del futbol. No es el tipo de gente que me gustaría representar”, dijo sin darle demasiada importancia a esta nueva derrota.