Ciudad de México. Los augurios de una pertinaz lluvia se esfumaron cuando el público comenzó a hacer la tan conocida ola a lo largo del Estadio GNP, que esperaba ansioso la aparición en el escenario de Imagine Dragons. La banda surgida en 2010 en Las Vegas y formada por Dan Reynolds, Wayne Sermon y Ben McKee se presentó ante 65 mil seguidores en la primera de dos fechas que forman parte de la recta final de su Loom World Tour, donde promocionan su disco del mismo nombre, lanzado en 2024.
Minutos después de las 21 horas, los sonidos de Fire in These Hills, con ritmos cercanos a la música disco marcaron el inicio de la velada y un repaso por la trayectoria musical del grupo y consiguieron así el primer grito de alegría del público asistente, que al término de esta primera canción se levantó totalmente sus asientos cuando comenzaron a oírse los acordes de Thunder lo que llevó a los espectadores a entrar de lleno en el frenesí y la comunión del público con con el vocalista, Dan Reynolds, que se entregó totalmente cuando sonó Bones, también bastante cadenciosa y que invitaba al público a moverse en sus lugares.
“Yo soy Danielito”
Un poco de calma llegó cuando Reynolds habló brevemente en español y con un “me presento, yo soy Danielito”, se terminó por echar al bolsillo al público e interpretó Take Me to the Beach, de ritmo pegajoso y acompañada de pelotas gigantes que navegaron entre los asistentes que se hallaban en la pista. Shots no sé quedó atrás y mantuvo el ánimo festivo de la noche por lo alto.
Un breve descanso dio paso a I'm So Sorry, donde la guitarra con los riffs más rockeros de la noche se hizo presente, cortesía de Wayde Sermon, que deleitó al público con un solo memorablemente ejecutado, y que en definitiva pasaría con alta nota para todos aquellos puristas del rock, acompañada de uno de los sellos del grupo, una batería poderosa que hizo retumbar al recinto, que siguió vibrando cuando interpretaron otro de sus éxitos, Whatever It Takes, coreada de principio a fin por el respetable.
A ritmo de guitarras
El concierto bajó un poco las revoluciones cuando las versiones acústicas de Next to Me y de I Bet My Life sonaron y fueron acompañadas por las linternas de los teléfonos del público. Un nuevo agradecimiento de Dan Reynolds fue bien recibido, al mencionar lo feliz que estaba de presentarse ante su público mexicano y pedir que el concierto se convirtiera en una celebración a la vida, al señalar que “hoy estamos aquí, pero mañana quizás no”.
La emotividad del segmento acústico de la función se prolongó cuando comenzó a sonar Bad Liar, otro de sus hits cantado por el público desde el inicio al final, que pasó a entregarse a los ritmos más bailables de Nice To Meet You, y siguió levantada de sus asientos con Wake Up, y alcanzar la catarsis con Radioactive, uno de sus primeros éxitos y donde la voz de la multitud sonó más fuerte que la del vocalista, quien cerró su interpretación con un duelo de baterías con su percusionista y fue tremendamente ovacionado por el respetable.
Del Cielito Lindo a Believer
Pese a que Reynolds se sentó al piano para tocar Demons, las revoluciones no bajaron porque terminada dicha pieza los coros de Natural se hicieron presentes y retumbaron en el estadio, nuevamente acompañados por la voz del público, que no decayó en su energía porque el vocalista aprovechó para volver a hablar un poco en español y reiterar el agradecimiento a los asistentes por estar ahí esa noche y dedicarle su versión corta de Cielito Lindo, que fue bien recibida y ovacionada. Siguió Walking the Wire, acompañada de un llamativo espectáculo de pirotecnia y así dar paso a Sharks, también ovacionada y donde una botarga de tiburón hizo las delicias del ánimo del respetable.
El concierto entró en su parte final y con los acordes de Enemy, la banda volvió a tener el ánimo de los asistentes por los cielos y deleitarlos después con In Your Corner, donde el público acompañó con sus aplausos la interpretación y Birds, para cerrar por todo lo alto con Believer, la canción emblema de la banda y una última ronda de percusiones y potencia musical para dejar retumbando el cuerpo de los asistentes, que agradecieron la entrega de la banda con la última ovación de la noche.
Hay bandas que nacieron para llenar estadios y cualquier recinto que se les ponga enfrente; el día de hoy, a Imagine Dragons no se le puede regatear ser una de ellas.