La prestación de servicios de salud para personas sin seguridad social enfrenta severos desafíos que pasan por la carencia de infraestructura tecnológica, las desigualdades en la calidad de la atención entre los estados y la necesidad de garantizar la sostenibilidad financiera de IMSS-Bienestar.
De ahí, que el organismo prevé en el programa institucional 2025-2030 que en los siguientes 20 años se consolidará como el principal proveedor de atención médica y será el líder de un “sistema sanitario unificado”.
IMSS-Bienestar señala que en la federalización de los servicios que –proceso por el cual las entidades federativas ceden al organismo público descentralizado la responsabilidad administrativa y operativa de centros de salud y hospitales– ha habido una “colaboración insuficiente” de actores estatales y federales.
A esto se suman procesos administrativos y financieros complejos, así como retos en materia de rectoría sobre las unidades de salud, lo que ha retrasado la unificación operativa y la posibilidad de contar con un sistema sanitario universal, dice el documento publicado hace unos días en el Diario Oficial de la Federación.
Enfatiza que además de garantizar la calidad de la atención a los pacientes, es indispensable, entre otros, tener un mejor registro de la productividad en las unidades médicas y tener una plataforma informática eficiente.
Se trata, subraya el programa institucional, de que IMSS-Bienestar se convierta en un “referente en la atención pública y fomente un profundo sentido de pertenencia y confianza en los servicios” del ramo.
Sobre los recursos económicos, advierte que desde el inicio han sido un problema porque provienen de distintas fuentes, lo cual complicó su centralización en IMSS-Bienestar.
Subraya que este asunto ha tomado tiempo, pero se tenía que resolver para asegurar la sostenibilidad del sistema.
Lo anterior, junto con la participación en compras consolidadas y la centralización de las nóminas de los trabajadores “permitirá estandarizar los flujos financieros, combinando recursos de origen federal y estatal”.
De esta manera, señala, habrá una mejor asignación del dinero para abatir las carencias sanitarias históricas de poblaciones que han estado fuera de la seguridad social.
Otro reto es la digitalización, pues existen “barreras para su implementación uniforme” en los tres niveles de atención. Existen desafíos técnicos y de infraestructura, los cuales son particularmente complejos en zonas remotas.
El programa advierte que estos y otros temas se deben solucionar para lograr el acceso universal a medicamentos y estudios de laboratorio, lo que hasta 2023 era una carencia para 15 por ciento de la población que no pudo surtir sus recetas y 28 por ciento que no completó los estudios solicitados por los médicos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición.
IMSS-Bienestar plantea la aplicación de tres modelos interdependientes: médico, de gestión y financiero para revertir las deficiencias y mejorar las condiciones de salud de las personas con énfasis en la prevención de enfermedades y la participación activa de la comunidad.