Los triunfos de la derecha en Bolivia, Argentina, Ecuador y el gobierno de facto en Perú son un doloroso recuerdo de que el viejo topo de la historia no avanza en línea recta
Los triunfos de la derecha en Bolivia, Argentina, Ecuador y el gobierno de facto en Perú son un doloroso recuerdo de que el viejo topo de la historia no avanza en línea recta