Moscú. El Kremlin confirmó que los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Estados Unidos, Donald Trump, se van a reunir el viernes de la semana entrante,15 de agosto, en Alaska.
Trump escogió como sede del encuentro un territorio que perteneció al imperio zarista y que, agotado el tesoro tras su desastrosa guerra con el imperio otomano, apoyado por Francia y Gran Bretaña (1853-56), Rusia vendió a Estados Unidos en 1867 por 7 millones 200 mil dólares.
Por la diferencia horaria con Washington, la noticia de la confirmación de la fecha y el lugar empezó a circular en Moscú sobre las 2 de la mañana de este sábado por boca de Yuri Ushakov, asesor de Putin en materia de política exterior y seguridad.
“La parte estadunidense acaba de anunciar el acuerdo para organizar una reunión de los presidentes de Rusia y Estados Unidos, Vladimir Putin y Donald Trump, el 15 de agosto, viernes, en Alaska”, grabó Ushakov un mensaje que difundió el servicio de prensa de la presidencia rusa.
“Rusia y Estados Unidos son vecinos cercanos. Nos parece bastante lógico que nuestra delegación simplemente sobrevuele el estrecho de Bering y que se celebre en Alaska esta cumbre tan importante y esperada de los líderes de nuestras potencias”, prosiguió.
Llamó la atención de los observadores que Rusia no haya insistido en la práctica habitual de épocas anteriores de hacer un anuncio de esa relevancia a la misma hora en Moscú y Washington, cediendo los reflectores del protagonismo a Trump quien dio la primicia, así como la facilidad con que aceptó Alaska como sitio del encuentro, horas después de que Putin dijo que Emiratos Árabes Unidos sería “uno de los lugares más adecuados” para esa reunión.
“Si miramos hacia adelante, por supuesto tenemos que orientarnos a que la siguiente cumbre de los presidentes tenga lugar en el territorio ruso. Ya transmitimos la correspondiente invitación al presidente de Estados Unidos”, dio a conocer Ushakov recordando que debe haber reciprocidad.
Y concluyó: “Moscú y Washington vamos a dedicar los próximos días a preparar de modo intenso y activo los parámetros prácticos y políticos de la cumbre en Alaska. Y todo indica que será un proceso complejo, pero pondremos nuestro mejor esfuerzo para sacarlo adelante”.
Que es un proceso complejo no cabe la menor duda, a juzgar por los primeros comentarios del hasta ahora segundo participante del conflicto bélico, Volodymir Zelensky, excluido del eventual “trato” que quiere sellar Trump con Putin
“El presidente Trump anunció que se está preparando una reunión con Putin en Alaska. Muy lejos de esta guerra que sacude nuestra tierra, que se lleva a cabo contra nuestro pueblo y la cual no se puede concluir sin nosotros, sin Ucrania”, afirmó Zelensky en un mensaje a la nación ucrania difundido este sábado.
“La respuesta sobre la cuestión territorial ucrania ya está en la Constitución de Ucrania. Nadie va a desconocer esto ni puede. Los ucranios no vamos a regalar nuestra tierra a los ocupantes”, subrayó el mandatario.
Y añadió: “el pueblo ucranio anhela la paz, pero todos nuestros socios deben entender qué es una paz justa. Rusia empezó esta guerra y Rusia debe terminarla. (…) Cualquier decisión contra o sin Ucrania es, al mismo tiempo, una decisión contra la paz. No servirá para nada, nacerá muertas, nunca se podrá cumplir”.
Zelensky también expresó la intención de “trabajar junto con el presidente Trump, con nuestros socios para lograr una paz verdadera y, lo principal, duradera”.
Aunque todavía no se ha precisado en qué consistiría el “intercambio de territorios” que promueve el mandatario republicano, trascendió que Rusia aceptaría un alto el fuego si Ucrania retira todas sus tropas de la parte que falta ocupar en las regiones de Donietsk y Lugansk, y hay versiones encontradas en la prensa internacional acerca del territorio de las regiones de Jersón y Zaporiyia que el ejército ruso no ha podido conquistar.
Unas fuentes, todas anónimas como suele suceder en estos casos, dicen que los ucranios también tendrían que irse de Jersón y Zaporiyia y otros “filtradores” que cesarían hostilidades en la línea de combates, dejando para más adelante qué hacer con ellas, pero en ningún caso Moscú haría concesiones a Kiev.
Ucrania se opone a que Rusia quiera quedarse con territorios que no ha podido conquistar en más de tres años y medio de combates: el 30 por ciento de Donietsk, con la aglomeración industrial de Sloviansk y Kramatorsk, con varias líneas de fortificaciones, incluso una parte mínima adyacente de Lugansk, y tampoco ha podido cruzar la barrera natural que es el río Dniéper y protege Jersón y Zaporiyia.
Esto explicaría el rechazo de Zelensky al “intercambio de territorios”, en la interpretación de Moscú, y la reunión que convocó este sábado, en su residencia en las afueras de Londres, el canciller británico, David Lammy, con asistencia del vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, y dos emisarios de Ucrania del máximo nivel, Andrey Yermak, jefe de la poderosa Oficina de la Presidencia ucrania, el segundo en la pirámide de poder de ese país, y Rustem Umerov, titular del consejo de seguridad y defensa ucranio.
En esa reunión, de acuerdo con el Wall Street Journal y también varias fuentes ucranias, los enviados de Zelensky dejaron en claro que Ucrania considera que, antes de cualquier “intercambio de territorios”, es necesario declarar un alto el fuego general, con garantías de seguridad para Ucrania, incluida la posibilidad de que ingrese a la alianza noratlántica.
Kiev sólo aceptaría retirarse de Donietsk y Lugansk “temporalmente”, sujeto a futuras negociaciones sobre qué hacer con ellos, siempre y cuando Rusia se retire por completo de Jersón y Zaporiyia. Tanto Ucrania como Rusia tendrían que aprobar enmiendas a sus respectivas Constituciones para poder hacer el canje.
De aquí al viernes de la semana entrante, Trump tiene que llegar a Alaska con uno solo de estos dos enfoques, en este momento antagónicos, o inventarse algo distinto para evitar el fiasco de la cumbre con Putin, opinan quienes no ven motivos de optimismo de cara a una solución negociada.