Madrid. Unos minutos antes de tomar la palabra para dar el que sea uno de sus discursos más difíciles frente a su partido, el presidente del gobierno español y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, supo que uno de sus nombramientos estrella para renovar a la Ejecutiva del partido había naufragado y que Paco Salazar había decidido renunciar al cargo por el alud de denuncias en su contra, la mayoría de militantes socialistas y trabajadoras del gobierno, que le acusaron de acoso sexual. En este ambiente enrarecido, Sánchez volvió a pedir “perdón” por los casos de corrupción, abuso de poder, nepotismo y hasta de haber recurrido sistemáticamente a la prostitución por tres de sus colaboradores más cercanos: José Luis Abalos, ex secretario de Organización y ex ministro de Transportes; Santos Cerdán, ex secretario de Organización y operador político del presidente, y el asesor en la sombra Koldo García. Su vinculación a una trama de corrupción de gran escala y que afecta a varias ministerios del gobierno precipitaron la convocatoria del Comité Federal del partido que cerró este sábado.

El presidente Sánchez pretendía reiniciar el proyecto político de su partido con este cónclave nacional, en el que además de renovar a la cúpula del partido y purgar a todos los líderes vinculados más estrechamente con Santos Cerdán, también aspiraba a suturar la herida con el sector feminista, muy molesto con las conductas de los ahora imputados con las mujeres y la asiduidad con la que contrataban los servicios de prostitutas o, incluso, las contrataban en empresas públicas. De ahí que el discurso de Sánchez intentó cerrar todos esos frentes, además de trasladar unidad al resto del país ante el clamor cada vez más intenso para que convoque elecciones anticipadas. “Tengo el corazón tocado, pero también la determinación intacta y con las mismas ganas de plantar cara a la adversidad y de volver a superarla. La resistencia siempre es buena, pero sobre todo lo hago para avanzar, no para conservar lo ya logrado, que es importante también porque está amenazado, sino para perseverar en el avance de las libertades”, dijo Sánchez. 

El presidente también volvió a pedir “perdón” de forma pública e insistió en la metáfora del “capitán del barco” que ya utilizó cuando entró en prisión su ex mano derecha, Santos Cerdán: “Ustedes me eligieron como capitán de este barco y el capitán no se desentiende. Cuando viene mala mar se queda a capear el temporal, a salvar el rumbo y a ganar el puerto. Soy consciente de que la decepción es grande, pero la responsabilidad de que España sigue avanzando es aún mayor”. 

El aplauso al líder fue casi unánime, de pie y de varios minutos, pero también hubo algunas voces discordantes, sobre todo del sector crítico liderado por el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, el único mandatario autonómico socialista que cuenta con mayoría absoluta y gobierna en solitario, quien le pidió sin ambages que se someta a una cuestión de confianza en el Congreso de los Diputados o que en su defecto convoque elecciones anticipadas ante una situación política que calificó de “insostenible” ante lo que definió como “la crisis de corrupción más grave en la historia del partido”. 

El espíritu renovador de Sánchez se trastocó nada más dar a conocer a los nuevos miembros de la Ejecutiva, en el que estaba como número cuatro del partido Paco Salazar, quien además es uno de sus hombres de máxima confianza en la presidencia del gobierno. Su nombramiento no duró más de dos horas, ya que un grupo de mujeres socialistas que habían trabajado a sus órdenes, ya sea en el gobierno o en el partido, denunciaron “comportamientos inadecuados” y acoso sexual sistemático contra ellas por parte de Salazar, quien tras renunciar voluntariamente a su cargo ahora está a la espera de lo que se decida en la presidencia del gobierno sobre su continuidad en el cargo, una vez que, según informaron, ya se han “puesto en marcha los mecanismos establecidos para esclarecer los hechos y determinar si procede la activación del protocolo de actuación frente al acoso sexual y por razón de sexo, tal y como establece la Administración General del Estado”. 

En el otro lado del tablero, el derechista Partido Popular (PP) cerró su Congreso nacional con un cierre de filas total frente a su líder, Alberto Núñez Feijóo, quien renovó el partido para la batalla final contra los socialistas de cara a los próximos comicios generales, que como máximo serán en julio del 2027, si el gobierno resiste entre tantos casos de corrupción a su alrededor.