Tijuana, BC., Los incendios forestales no han dado tregua en el municipio de Tecate desde el 16 de junio. Por 13 días consecutivos, el fuego que comenzó en el ejido Guadalajara 2, ha devastado extensas zonas del área montañosa y consumido varias viviendas, con epicentro en la zona La Rumorosa.
Una de las áreas más afectadas es el rancho Club Hacienda, a siete kilómetros de la avenida principal del poblado, donde al menos 12 casas fueron consumidas por las llamas. Construidas algunas con madera, techos de lámina y otras estructuras de materiales ligeros, las viviendas quedaron reducidas a escombros.
A estos graves daños se suman miles de árboles y plantas nativas devastados, así como especies de fauna silvestre que murieron al no poder escapar al rápido avance de las llamas.
Según datos del puesto de mando y la Comisión Nacional Forestal, hasta ahora se reporta una afectación de más de 12 mil hectáreas.
Más de 200 elementos del cuerpo de bomberos de distintos municipios de Baja California y personal de emergencia han trabajado para contener la emergencia.
Una de las 13 viviendas que quedaron reducidas a escombros por los incendios forestales en el municipio de Tecate, Baja California. Foto Karen Castañeda / ‘La Jornada Baja California’
De acuerdo con las autoridades, el incendio se encuentra actualmente en un 75 por ciento de control y 50 por ciento de liquidación; sin embargo, el riesgo persiste debido a las condiciones climáticas.
Como parte del protocolo de emergencia, la Cruz Roja activó un operativo regional, desplegando unidades y personal desde diversas delegaciones: el ayuntamiento de Mexicali envío dos ambulancias; Tijuana, una unidad de supervisión con dos elementos y un subcoordinador, mientras Tecate y La Rumorosa han sumado cada una ambulancia con su respectivo equipo de atención.
La prealerta de evacuación continúa activa en las zonas de La Rumorosa, Rancho Ramírez, Bosques del Cóndor y Ejido Cuarzo Rosa, ante el riesgo de que el fuego se avive.
Las conflagraciones han tenido un efecto negativo en la salud pública. La calidad del aire disminuyó considerablemente, impactando especialmente a niños, niñas y adultos mayores, quienes son más vulnerables ante la exposición prolongada al humo.