Julio César Chávez Jr., hijo del ídolo mexicano, golpeó otra vez el prestigio heredado junto a su nombre. En la pelea pactada a 10 rounds en peso crucero ante el estadunidense Jake Paul, el sinaloense cayó por decisión unánime de los jueces (99-91, 97-93 y 98-92) desprovisto de recursos, combinaciones, juego de piernas, alguna reacción que hiciera valer la esperanza de cientos de aficionados que lo alentaron en el Honda Center de Anaheim, California.
Con la resignación de quien sabe que gastó todo su crédito, el sinaloense intentó adaptarse al estilo poco ortodoxo de un youtuber con millones de seguidores que incursionó en años recientes en este deporte. Del primero al octavo asalto, los pasos de Chávez fueron casi siempre hacia atrás. “Sal de las cuerdas, Julio, ya suelta la mano”, insistió una y otra vez su entrenador Jorge Capetillo desde la esquina, pero el Junior, convencido de que la mejor estrategia era esperar a conectar un nocaut en el final del combate, no pudo encontrar ese golpe de suerte.
Paul, joven influencer de 28 años, subió en noviembre de 2024 al cuadrilátero contra un retirado Mike Tyson que cumplía 60. Aquella función se transmitió a nivel global por la plataforma Netflix y fue vista por 108 millones de espectadores en vivo. Enfrentar a Chávez no significó la misma bolsa económica de 40 millones de dólares -según reportes de medios estadunidenses, ganó poco más de 10 millones de dólares-, pero sí un impulso para sus siguientes funciones al imponerse a un ex campeón mundial de peso medio que ya no cree en su regreso a la élite.
“Fue un trabajo fácil, ahora cierren la boca”, dijo el estadunidense al micrófono luego de conocer el veredicto de los jueces. “Chávez es un guerrero mexicano, lo respeto, pero hoy fui más guerrero que él”. El mejor momento del mexicano, lento y con pocos impactos certeros en el rostro de Paul, se dio entre el octavo y décimo asalto, debido al cansancio de su rival. Durante ese lapso el legendario Julio César Chávez, ubicado en primera fila con una cinta roja sobre la frente, se levantó de su asiento para pedirle más a su hijo. “Vamos, Julio, sal de ahí, tira el upper”, lo alentó. Pero fue en vano.
Hacia el final de la noche, el relato del Junior confirmó lo que cientos atestiguaron en la arena de Anaheim. “Traté de ganar en los últimos rounds. Reaccioné muy tarde”, aceptó. “Paul es un buen boxeador, fuerte, pero no para ser un campeón”. Los jueces coincidieron en un desenlace a favor del estadunidense por amplio margen.