Hace algún tiempo, mientras hojeaba las páginas de este diario leí una noticia terrorífica de Jared Laureles. Resulta que en Quintana Roo los menonitas usan exageradamente agroquímicos, como: carbofurán, imidacloprid, y clorpirifos. Esto no solo es un problema para el suelo, también pone en riesgo a insectos como las abejas las cuales mueren por la presencia de estos químicos.
De acuerdo con Jorge Jiménez Alvarado, director del proyecto sustentable Miel de Flores Mayas, “los agroquímicos son muy agresivos para todo tipo de insectos, incluyendo las abejas, y todas las colmenas sucumben; son los temas que más nos duelen a nosotros los apicultores porque destruyen el hábitat natural de ellas”.
Aunque los menonitas son los principales agresores, también es cierto que no hay leyes que regulen el uso de plaguicidas. Lo único que protege a las abejas en este momento son las palabras de la secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena “los plaguicidas no nos están ayudando, por lo menos en el caso de la producción de las abejas”. Cierto, solamente omitió decir que la ausencia de abejas podría causar una crisis alimentaria.
La maestra Adriana Correa Benítez, jefa del Departamento de Medicina y Zootecnia de Abejas, Consejos y Organismos Acuáticos de la UNAM, explica que “la mayoría de nuestros alimentos pasaron por el proceso de polinización de las abejas, desde frutas como la papaya, el trigo del pan, hasta las gallinas y cerdos, que se alimentan de productos polinizadores”. Esto resulta irónico porque los mismos menonitas con granjas porcícolas, tendrían grandes problemas si destruyen a las abejas.
Además de esto hay otro problema. Me refiero a un animal chico o mediano, peludo con patitas llenas de parásitos que rondan por las calles de la Ciudad de México libremente. Me refiero a las ratas, ¿por qué estos agradables roedores salen a escena? Si nos acabamos a las abejas, estas podrían convertirse en nuestros nuevos, tiernos y más eficientes polinizadores.
De acuerdo con Carlos A. Matallan-Puerto y João C. Fernandes Cardoso de la Sociedad Ecológica de América (ESA, por sus siglas en inglés), “los roedores pueden ser polinizadores importantes en algunas regiones del Viejo Mundo, como Sudáfrica y Australia”. Entonces si los humanos devastamos el hábitat de las abejas, las ratas pueden seguir evolucionando para cumplir las funciones que las extintas abejas ya no pueden hacer. Tal vez los niños del futuro tendrán peluches de ratas y habrá stickers de ratas super tiernas para enviárselas a nuestra pareja.
Una de las cosas que olvidamos cuando hablamos de problemas ambientales es que todo se conecta de una forma que puede ser hermosa o fatal. La devastación de los polinizadores no solo afecta al ambiente y a la economía, también se puede crear una región de hambruna.