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¿Qué es hoy del “México profundo”?

Tuvieron que pasar 37 años desde que Guillermo Bonfil-Batalla publicara su obra clave México profundo, para que las ideas contenidas en ese ensayo se hicieran tangibles con la investigación empírica y concreta. Foto
Tuvieron que pasar 37 años desde que Guillermo Bonfil-Batalla publicara su obra clave México profundo, para que las ideas contenidas en ese ensayo se hicieran tangibles con la investigación empírica y concreta. Foto Fondo de Cultura Económica y Grijalbo
03 de junio de 2025 00:01

Tuvieron que pasar 37 años desde que Guillermo Bonfil-Batalla publicara su obra clave México profundo (1987), para que las ideas contenidas en ese ensayo se hicieran tangibles mediante la investigación empírica y concreta. Se trata del Atlas de la propiedad de la tierra en México 2024, una impresionante obra de 234 páginas publicada en forma conjunta por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano junto con el Registro Agrario Nacional (RAN) y patrocinado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) (https://www.gob.mx/ran/ documentos/atlas-de-la-propiedad-social). 

El Atlas devela por vez primera con todo detalle quiénes se apropian la naturaleza o los recursos naturales del país, un asunto esencial desde el punto de vista ecológico. Para ello el Atlas ofrece información tanto de los ecosistemas como de los sujetos sociales con los que interactúan, es decir, realiza un abordaje socioambiental. 

Se trata de la primera radiografía detallada que ofrece información sobre uso el suelo y vegetación, cuencas hidrográficas, áreas naturales protegidas y acuíferos, así como sobre regiones indígenas, zonas metropolitanas y marginación social para cada uno de los estados. Lo anterior se logra mediante más de 60 mapas a todo color. El esfuerzo de este análisis es muy reconocible, si se considera que México es un país megadiverso desde el punto de vista biológico, se ubica como el segundo país en el mundo por su riqueza biocultural y posee una historia de al menos 7 mil años revelada por la domesticación del maíz, frijol, calabaza, amaranto, chile y otras 245 especies. 

El Atlas además da fe de que el panorama presentado proviene de lo establecido en 1917 mediante el artículo 27, es decir, es un producto de la Revolución Mexicana y de la clarividencia de los legisladores encabezados por Andrés Molina Enríquez. El artículo 27 establece que la propiedad de la tierra deja de ser un derecho privado para convertirse en una prerrogativa de la nación. En consecuencia, es la nación la que ordena y regula el aprovechamiento del territorio. 

El territorio del país tiene una extensión de 196.47 millones de hectáreas continentales e insulares que se reparten en tres modalidades: propiedad social (50.8 por ciento), propiedad privada (42) y propiedad pública de terrenos nacionales (7.2). La población hacia 2020 fue de 126 millones con 79 por ciento urbana y 21 por ciento rural. La propiedad social la conforman 32 mil 251 núcleos agrarios de los cuales 29 mil 827 son ejidos y 2 mil 454 comunidades. ¿Qué es hoy el “México profundo”? el Atlas ofrece la respuesta. 

Cada uno de los mapas de los 32 estados muestran a todo color la distribución exacta de ejidos, comunidades, avecindados y posesionarios, así como las cifras de los sujetos agrarios, la distribución por sexo, y señalamientos particulares y notables. Este panorama hace de México un país único en el mundo, donde la equidad agraria es una realidad, a pesar de los diferentes intentos por anularla, como fue el caso de la contrarreforma de Carlos Salinas de Gortari, llevada a cabo a principios de la década de 1990, que significó el fin de la reforma agraria y la apertura del sector rural a la inversión privada, especialmente de capitales extranjeros. 

Lo mismo puede decirse de los innumerables mecanismos económicos del capital para extraer plusvalía de los productores rurales de materias primas. Es dentro de este contexto que no se puede omitir el cambio radical de política agraria que significó la llegada de la Cuarta Transformación, que se volcó a apoyar a los pequeños y medianos productores. 

Lo anterior ha quedado expresado en dos instrumentos: la Ley General de la Alimentación Adecuada y Sostenible (LGAAS) promulgada en abril del 2024, que sienta las bases para impulsar la transformación radical y estructural del sistema alimentario nacional, y el Programa Nacional de Soberanía Alimentaria, que se hizo público en noviembre del 2024, y el cual tiene el objetivo de impulsar la producción en el campo mexicano, así como acercar a las familias mexicanas a la alimentación sustentable y saludable a precios accesibles. “Lo que queremos, afirmó la presidenta Claudia Sheinbaum, es fortalecer el apoyo al pequeño y al mediano productor y, como bien ha señalado el secretario de Agricultura, fortalecer las capacidades para producir semillas y fomentar la producción agroecológica”. En conclusión: el “México profundo” sigue presente y está más vivo que nunca.

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