México se encuentra en el umbral de uno de los cambios más trascendentes de su existencia como República, pues con las boletas electorales del 1º de junio va a remover gran parte del Poder Judicial actual para empezar a construir un Poder Judicial inédito que abrirá nuevos horizontes al derecho mexicano. No estarán ausentes los problemas, pero será algo más grande de lo que hasta ahora se ha construido.
La nueva estructura jurídica tendrá como misión resolver los problemas que nos deja como herencia el Poder Judicial vigente e impedirá que se acumulen otros tan graves como los actuales.
En realidad, todos los pueblos del mundo en algún momento de su existencia han anhelado con fuerza construir andamiajes teóricos y prácticos de un derecho que permita a los pueblos acceder a la justicia pronta y expedita. Quizá pasen varias generaciones para forjar juristas que puedan crear sistemas de leyes que ayuden a resolver de mejor manera la complejidad de la vida cotidiana, así como adelantarse a los retos de los sistemas de inteligencia artificial que están incursionando en el control de la conducta humana.
Por supuesto que un proyecto así tiene enemigos. En primer lugar los medios de información. Todo este periodo la industria de información ocupó sus espacios para denostar este proyecto. Con la machacona idea de que México va a una dictadura, han desfilado intelectuales orgánicos antes apapachados. Por desgracia para ellos, el pueblo no les cree. En segundo lugar, las barras de abogados formados en las escuelas de derecho formalistas, con una miopía terrible sobre los problemas de injusticia social que prevalecen en la mayoría de la población. Este gremio en realidad tiene poca influencia y tendría menos si no es porque los medios le prestan la bocina electrónica con la que pueden ensayar la retahíla de críticas que copian de los intelectuales orgánicos, adicionándoles uno que otro retruécano jurídico.
En tercer lugar, las secciones conservadoras del INE que han quedado como grupo conspirador contra la transparencia a la que por ley están obligados. Ninguno de estos tres cuenta con potencial para dañar las elecciones del Poder Judicial, pero el cuarto enemigo, el de fuera, sí tiene potencial para echar abajo el proyecto general en el cual se inscribe la transformación social de la República.
Digo que tiene potencial, pero sólo si lo dejamos, o cualquier error de apreciación sobre el momento en que crea vernos desunidos o débiles, quizá entonces pueda cumplir su amenaza de invasión, con el pretexto que sea, pero a un costo demasiado grande que precipitaría al gobierno de Trump al abismo.
Afortunadamente el gobierno de la presidenta Sheinbaum aprendió rápido cómo mantener distancia de las balandronadas de Donald Trump y del resto de su gabinete. Ha logrado reunir en torno a su gobierno el respaldo mayoritario de los mexicanos y contra viento y marea ha logrado sostener el timón del barco en el que vamos todos, con la precisión que se requiere. Repito, como lo he escrito antes, la Presidenta no requiere consejos, porque en cada uno de sus actos asume su responsabilidad de proteger los intereses de los mexicanos.
No se ha visto que los problemas más graves la abrumen, pero tampoco oculta que le duelen. Así que en cuanto me refiero a percepción inmediata de amenazas a la integridad territorial, pienso que quizá sea necesario recurrir, por una vez, a un encadenamiento de los canales de comunicación del país para explicarle a los mexicanos las dificultades por las que estamos atravesando. No desdeño la importancia de las mañaneras del pueblo, pero creo necesario ampliar el radio de contacto con los ciudadanos.
Como a la gran mayoría de los mexicanos, me indigna el asesinato de los jóvenes Ximena Guzmán y José Muñoz, ayudantes de Clara Brugada, jefa de Gobierno de la CDMX. Columnistas y caricaturistas de La Jornada han dado respuesta a los intentos de la prensa mercenaria de difundir infamias perversas sin respetar a los jóvenes muertos ni el dolor de sus familiares. Sin duda el equipo de seguridad ha tomado nota de por dónde pueden venir estos golpes que buscan bajar el ánimo de los ciudadanos.
Una última cuestión, como profesor ya casi jubilado voy a recibir mi pensión en UMA y es de mi mayor interés que exista un acuerdo entre el gobierno y el movimiento de los maestros que se movilizan en la CDMX. Soy miembro de una familia que se ha dedicado por décadas a la enseñanza y por fuerza estoy con los maestros y sus demandas. Pero también como estudioso de la realidad social observo la conducta monotemática de los docentes muy parecida a la de otros sindicatos que sólo tienen espíritu para resaltar sus demandas.
En el curso de la movilización actual, y antes, han ocurrido hechos que confrontan a la nación entera con problemas y fuerzas superiores, sin escuchar una toma de posición por parte de los profesores, cualquiera sea su filiación.
Sobre todo, me preocupa que se llame a no votar en las elecciones del 1º de junio y amenazar para las elecciones generales con votar en contra de todo el proyecto encabezado por Claudia Sheinbaum, como lo he escuchado en las movilizaciones y entrevistas. Mi opinión es que no es por ahí. La Presidenta está consciente de que habrá que resolver los problemas de los profesores; cuando dice que busca soluciones habla en serio. No se cometa el error de no ver el panorama en el que nos estamos moviendo.
*Profesor de El Colegio de Sonora