°C -
|

La Jornada

Últimas noticias
Anuncio
Anuncio

Meta se va a la guerra

Como Mambrú, Zuckerberg se fue a la guerra y a saber en qué otras perversiones andarán él y sus cibercompinches. Foto
Como Mambrú, Zuckerberg se fue a la guerra y a saber en qué otras perversiones andarán él y sus cibercompinches. Foto Ap
22 de mayo de 2025 00:02

Las grandes tecnológicas ya no ocultan sus alianzas: el negocio está en la guerra, y Meta lo sabe. La empresa matriz de Facebook, Instagram, WhatsApp y Threads ha iniciado una ofensiva directa para integrarse en la arquitectura bélica de EU. Según publica esta semana Forbes, el oligopolio de Mark Zuckerberg ha comenzado a contratar a ex funcionarios del Pentágono y asesores de seguridad nacional, como Francis Brennan, ex colaborador de Trump, para dirigir sus relaciones con el aparato estatal y militar (https://acortar.link/f97cBV). 

Este giro corporativo coincide con la apertura de su modelo de inteligencia artificial de código abierto (LLaMA) para ser utilizado por agencias militares y de inteligencia, así como por contratistas gubernamentales como Lockheed Martin, Booz Allen, Leidos o Palantir. Meta ha justificado esta decisión, según Forbes, como una contribución a la “seguridad democrática global”, en clara alusión a la competencia con China. 

La noticia en realidad no sorprende. Empresas como Meta están avanzando decididamente en su integración dentro del complejo industrial-digital-militar, evolución del concepto clásico de complejo militar-industrial, formulado por el presidente Dwight D. Eisenhower en 1961, pero adaptado a la era de la tecnología digital, la inteligencia artificial y la guerra informacional. 

En New Dark Age: Technology and the End of the Future (Nueva era oscura: Tecnología y el fin del futuro), 2018, James Bridle denunció la alianza entre lo militar y lo civil, con tecnologías como la IA, el reconocimiento facial, los algoritmos de vigilancia masiva o los sistemas de ciberdefensa, que nacen de contratos militares, pero se aplican en sectores civiles y comerciales. A fin de cuentas, apunta Bridle, “la red fue construida para la guerra, y nunca ha dejado de estar al servicio de ella”, pero sólo ahora las plataformas tecnológicas han hecho pública la relación con el sector militar y su vínculo descarado con el Estado, principal financista de la innovación a través de contratos con el gobierno (especialmente con el Departamento de Defensa de EU, la OTAN y los gobiernos aliados). 

Esta reconfiguración se produce en un contexto de acelerado crecimiento del gasto en inteligencia artificial (IA) por el gobierno de Estados Unidos, liderado por el Departamento de Defensa. El objetivo es claro: asegurar la primacía estadunidense en la carrera global por la IA, con un cambio tectónico en el gasto federal. Según el informe del Brookings Institution (marzo, 2024), el valor potencial de los contratos federales de IA se disparó mil 200 por ciento entre agosto de 2022 y agosto de 2023, pasando de 355 millones de dólares a 4 mil 561 millones. El Departamento de Defensa concentró 95 por ciento del total, con 657 contratos en un solo año (https:// acortar.link/6FyErz). 

De ahí nacieron proyectos como JEDI, inversión del Pentágono para gestionar la nube militar (Amazon y Microsoft pujaron por el contrato); el uso de tecnologías satelitales privadas (como Starlink) y datos digitales para inteligencia militar; la vigilancia algorítmica, que funciona con la colaboración de Facebook, Twitter y Google con determinados gobiernos para “detectar amenazas”, y los contratos de OpenAI, Anthropic y otras compañías con el gobierno de EU para adaptar sus modelos a usos bélicos. 

Esta semana Microsoft informó en un comunicado que vendió servicios avanzados de inteligencia artificial y computación en la nube al ejército israelí para la guerra en Gaza (https://acortar. link/o4ZMOz). Este viraje marca el paso de una etapa experimental –donde abundaban contratos menores para pruebas piloto– a una fase de implementación masiva y estratégica, caracterizada por acuerdos marco de alto valor, diseñados para acelerar el despliegue de tecnología en el ámbito militar a gran escala. 

El estudio de Brookings advierte que en la práctica el mercado federal de IA se comporta de forma “caótica y fragmentada”, guiado por la lógica de defensa antes que por principios regulatorios o civiles. La integración de Meta en el aparato militar no es casualidad, sino un ejemplo claro del “tecnoautoritarismo disfrazado de innovación”, concepto del analista Evgueni Morozov que describe una nueva era donde se desdibujan quizás para siempre las fronteras entre lo civil y lo militar, entre lo público y lo corporativo. Meta, con su dominio en tecnologías de inmersión, redes sociales y modelado de lenguaje, es una pieza clave en esta arquitectura militar emergente. 

Como Mambrú, Zuckerberg se fue a la guerra y a saber en qué otras perversiones andarán él y sus cibercompinches.

Imagen ampliada


Venezuela: candidaturas de a pie vs nodos conspirativos

La extrema derecha radical no se ha dormido.

Semiótica de los infiltrados

Cuando aparecen los infiltrados en las propias líneas hay que explicar cómo, cuándo y dónde hubo “descuidos”, complicidades o deslices

Meta se va a la guerra

Como Mambrú, Zuckerberg se fue a la guerra y a saber en qué otras perversiones andarán él y sus cibercompinches
Anuncio