Días atrás, otra de las alocadas decisiones de Donald Trump (gravar con 5 por ciento las remesas de inmigrantes indocumentados) perdió el primer round en el Legislativo de su país, aunque horas después de esa negativa ganó el segundo, porque el Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó (no por el pleno, lo que tal vez suceda el próximo día 26) el proyecto del hombre naranja ("una ley grande y bella", como de forma por demás fantoche la ha definido), que incluye ese ilegal impuesto, en una votación calificada de "inusual". La batalla aún no concluye, pero por ahora el marcador parece empatado.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, comentó que se reunió con legisladores republicanos poco antes de iniciar el segundo round y aseguró que los cambios acordados "sólo son modificaciones menores, nada importante", lo que para efectos de la siempre sucia política estadunidense se traduce en que van por todo y más, si pueden. Y ni cómo hacer para evitar ese gravamen, porque las empresas dedicadas a enviar el dinero de forma electrónica ya fueron notificadas de que serán responsables de retener ese 5 por ciento (no sólo a los mexicanos, porque el cobro es universal) para enterarlo al Departamento del Tesoro.
Lo cierto, como ha dicho la presidenta Sheinbaum, es que de aprobarse otro de los caprichos de Trump no sólo significaría un acto discriminatorio, sino que violaría el tratado bilateral firmado en 1994 con el fin, precisamente, de evitar la doble tributación, amén de que los indocumentados que laboran en ese país pagan impuestos, por mucho que, dada su condición migratoria, ese recurso fiscal no los beneficie, como en el caso de la seguridad social.
Ayer la mandataria reiteró: "Seguiremos tratando de convencer a los congresistas (estadunidenses) de que (el impuesto de 5 por ciento) no es algo bueno. Afecta a México, pero también a Estados Unidos. Y lo que queremos es la mejor relación posible y que las familias reciban sus remesas completas, que no haya esta disminución, y que se respete el convenio que se firmó hace algunos años entre México y Estados" (Por cierto, ayer recibió las cartas credenciales del halcón Ronald Johnson, ex agente de la CIA y ex coronel del ejército de su país, ahora nuevo embajador gringo en México que todo lo quiere arreglar a punta de fusil).
El tema también lo ha explicado el secretario de Hacienda, Edgar Amador: "Las remesas ya fueron gravadas y pagaron los impuestos correspondientes. Si se le pusiera este impuesto adicional, sería una doble tributación. Entonces, de aprobarse el citado proyecto de ley Estados Unidos violaría el (citado) tratado bilateral e implicaría una discriminación en términos fiscales. ¿Qué tasa pagan los trabajadores mexicanos en Estados Unidos? Las vigentes en aquel país: entre 10 y 37 por ciento. Entonces, son ingresos ya gravados, de tal suerte que poner un impuesto adicional implicaría doble tributación e incumplimiento de tratados tributarios internacionales por parte del Congreso de Estados Unidos".
Es tal la perversidad de Donald Trump y sus pandilleros que pretenden utilizar ese 5 por ciento para financiar el aumento del gasto público en "seguridad fronteriza", "modernizar" la vigilancia y aumentar el número de elementos de la Border Patrol (por cierto, en la zona sur de Estados Unidos muchos hijos de mexicanos, indocumentados o no, forman parte de este cuerpo represor) para "perseguir a los inmigrantes".
Salvo en el caso mexicano, la intentona de Trump ha enmudecido a los gobiernos latinoamericanos: no han dicho ni pío en defensa de sus paisanos en Estados Unidos, amén de que los recursos por ellos enviados en no pocas de esas naciones representan una elevada proporción de sus respectivos PIB.
Sin embargo, en Estados Unidos el caucus hispano en la Cámara de Representantes no ha quedado callado. Su presidente, el dominicano-estadunidense Adriano Espaillat, advierte que "el impuesto es discriminatorio en la práctica y punitivo en sus efectos"; establecería un sistema de dos niveles, al aplicar el gravamen a personas con residencia regular o visas temporales, castigando así a trabajadores que respetan la ley, desempeñan labores esenciales y contribuyen significativamente a la economía del país”.
Las rebanadas del pastel
No es chiste: Trump advierte a Walmart que "deje de intentar culpar a los aranceles como razón para aumentar los precios en toda la cadena. ¡Estaré observando!" De risa loca: ¿en serio cree que el capital asumirá el costo? ¡Si para eso tienen a los consumidores!
X: @cafevega