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La Estela de Luz, conocida popularmente como la Suavicrema, es un monumento construido entre 2010 y 2011 para conmemorar el bicentenario de la Independencia de México y el centenario de la Revolución Mexicana, con un costo que superó los mil 300 millones de pesos. Foto Guillermo Sologuren
30 de noviembre de 2024 08:36
Más allá de la denuncia en sí, la presidenta Sheinbaum invitó a los mexicanos a un ejercicio de memoria: “díganme una obra de Fox que recuerden, una obra de infraestructura que recuerden que digan ‘los recursos petroleros se usaron para el desarrollo del país’. ¿Se acuerdan de alguna? Ahora, de Calderón, que también vivió un periodo de ingresos petroleros enormes, ¿qué obra recuerdan de Calderón? La Suavicrema, el monumento a la corrupción; la media barda (de la refinería Bicentenario que nunca construyó), hospitales inacabados… ¡Ah!, pero eso sí, el gobierno creció: directores generales, directores generales adjuntos, bla, bla, bla”.

El eje de dicho ejercicio es ¿dónde fueron a parar los enormes, históricos excedentes petroleros obtenidos durante los gobiernos de Fox y Calderón? (la decena trágica, la panista), porque en ese periodo no solo se incrementó brutalmente la extracción y exportación de crudo (más de 3 millones de barriles por día), sino que el precio superó con creces la barrera de los 100 dólares. De hecho, Borolas registró el mayor ingreso por envío de crudo mexicano al extranjero, con un precio que llegó a 120.25 dólares en julio de 2008.

¿Y a dónde se fue todo ese dinero?, los excedentes petroleros, preguntó la mandataria. Fácil: al despilfarro, al gasto corriente, a la nómina de la burocracia dorada (creció 150 por ciento en la docena trágica), a la creación de miles de puestos directivos para que los amigos se incrustaran en la estructura gubernamental y a financiar la voluminosa cuan creciente devolución de impuestos y la evasión institucional que ambos gobiernos otorgaron y avalaron al gran capital.

Si se suman los ingresos que sólo por exportación petrolera que Fox (que llegó a exportar casi un millón 900 mil barriles por día) y Calderón (más de un millón 600 mil cada 24 horas) obtuvieron durante su estancia en Los Pinos, el monto se aproxima a 375 mil millones de dólares (la información es de Pemex), y a pesar de ello incrementaron sostenidamente la deuda de Petróleos Mexicanos, amén de que no construyeron infraestructura productiva ni beneficiaron a los mexicanos.

Cómo olvidar a Enrique Peña Nieto, quien se quejaba amargamente de que los derrochadores mexicanos (así, en genérico, los mexicanos todos) mataron a la gallina de los huevos de oro; se nos fue acabando, se nos fue secando. Olvidó mencionar que el régimen neoliberal se comió los excedentes petroleros, endeudó a Pemex a niveles históricos, exprimió hasta la última pluma de la gallina, y a la par rescató a grandes corporativos y barones, y gastó a más no poder en la burocracia dorada, en su faraónico ritmo de vida (cirugías estéticas incluidas) y en abultar las cuentas bancarias de la clase político-empresarial. Y todavía de quejaba de que la desplumada se secó. Para eso utilizaron los excedentes petroleros.

Años atrás, quien fuera uno de los arquitectos de la privatización (especialmente la bancaria) y los rescates privados con dinero público durante el régimen neoliberal, Guillermo Ortiz Martínez (subsecretario de Hacienda con Salinas de Gortari; secretario de Comunicaciones y Transportes, y de Hacienda con Zedillo; gobernador del Banco de México con Zedillo, Fox y Calderón; y empleado de la banca que rescató) se quejó amargamente por el despilfarro de los excedentes petroleros. Decía: “lo que hemos hecho en el tema energético es inconcebible… La riqueza petrolera del país ha sido desaprovechada para generar crecimiento económico; al menos 90 de cada 100 pesos de los ingresos extraordinarios obtenidos por exportación de petróleo se han ido a gasto corriente. En otras naciones productoras de crudo la bonanza de precios petroleros fue utilizada para fortalecer la posición fiscal, mientras México cayó en un juego muy peligroso de crear necesidades de gasto sustentadas en una fuente inestable de recursos”.

Y el quejoso fue operador del rescate bancario (léase Fobaproa), corresponsable de los gasolinazos, de la descarada devolución de impuestos y la evasión fiscal institucionalizada para favorecer al gran capital, de los salvamentos carretero y conexos. Pero, ¡lástima!, nunca se enteró ¿dónde quedaron los excedentes petroleros?

Las rebanadas del pastel

De fondo, una fotografía de Ricardo Salinas Pliego. De frente, el ex ministro Luis María Aguilar Morales, micrófono en mano, en su despedida: nos enfrentamos a un futuro donde los poderes fácticos podrían acechar la labor de quienes imparten justicia; se debe decir así, con todas sus letras. Entonces, ¿así o más cínico?

X: @cafevega

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