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Durante su campaña a Los Pinos, Ernesto Zedillo (en imagen de 2014) prometió “bienestar para tu familia”, porque “él sí sabe cómo hacerlo” –según el eslogan de campaña–, aunque en los hechos destrozó a los supuestos beneficiarios de ese “compromiso”, y lo hizo sólo para enriquecer, aún más, a los de siempre. Foto ‘La Jornada’
24 de enero de 2024 07:13

Ahora que viene a México el mismo que prometió bienestar para tu familia (la financiera y la política), y sin olvidar que fueron crueles los gobernantes neoliberales, el presidente López Obrador se animó a formular unas cuentas preguntas a ese nefasto personaje que, entre tantas otras gracias, sacrificó a varias generaciones de mexicanos para rescatar a un grupúsculo de banqueros con cargo al erario y a un costo interminable.

En efecto, durante su campaña a Los Pinos, Ernesto Zedillo prometió bienestar para tu familia, porque él sí sabe cómo hacerlo –según el eslogan de campaña–, aunque en los hechos destrozó a los supuestos beneficiarios de ese compromiso, y lo hizo sólo para enriquecer, aún más, a los de siempre.

En esa tesitura, en la mañanera de ayer el Presidente detalló que “ahora que viene Zedillo me gustaría hacerle tres preguntas. Una: ¿Por qué convirtió las deudas privadas de unos cuantos en deuda pública?, el Fobaproa, porque lo traen de expositor, como a (José María) Aznar de España (el protector de Felipe Calderón), todo este bloque conservador. Que conteste eso.

Lo segundo: ¿Por qué envió al Congreso una reforma de pensiones, donde el trabajador al jubilarse no iba a recibir –si no se hubiera modificado, porque ya se hizo un cambio y se va a hacer otro– ni siquiera 50 por ciento de su salario y ¿Qué lo llevó a dañar a los trabajadores, no sabía qué significaría esa reforma, hicieron mal el cálculo, la corrida financiera? Que lo explique”.

Planteó la tercera: ¿Por qué durante su gobierno no aumentó el salario mínimo, sino, al contrario, se redujo el poder de compra? Ya encarrerado, “dije tres, pero tengo muchas más… pero la cuarta, ya: ¿Por qué desapareció a los trenes de pasajeros y se fue a trabajar de asesor a la empresa estadunidense a la que le entregó los ferrocarriles nacionales?” Eso, y muchísimo más, porque cierto es que Zedillo, como sus antecesores y sucesores en Los Pinos, todos neoliberales, efectivamente, fue muy cruel con los mexicanos de a pie; a los de hasta arriba les cumplió todo tipo de exigencias y caprichos.

Muchas preguntas quedaron en el tintero del presidente López Obrador, pero vale mencionar que el rescate bancario de 1995 –“legalizado por un Congreso abyecto en 1998– en primera instancia fue evaluado en 552 mil millones de pesos y en poco más de 600 mil a la hora de tal legalización. En los hechos, en el tiempo transcurrido del erario ha salido más de un billón y resta por pagar una cantidad similar o superior, de aquí al año 2070, si bien van las cosas. Todo, a costillas de los mexicanos, mientras los banqueros rescatados gozan de cabal impunidad y no dejan de exprimir a los habitantes de esta República saqueada.

Y esa decisión sólo se tomó para, de inmediato, extranjerizar el sistema financiero que opera en el país: los nuevos dueños recibieron a las otrora sociedades nacionales de crédito limpias de polvo y paja; la deuda, por obra y gracia de Zedillo y de un Congreso entreguista y agachado, pasó a formar parte de todos los mexicanos.

Por el lado de las pensiones, Zedillo privatizó el ahorro de los mexicanos y sin más lo entregó a las Afore (vil copia del modelo pinochetista, cuyos dueños fueron los mismos rescatados de la banca privatizada por Salinas de Gortari) y condenó a los dueños de esos dineros, los trabajadores, a recibir, en el mejor de los casos, pensiones de hambre.

En cuanto al salario mínimo, la política zedillista fue la misma que sus dos antecesores y sus tres sucesores en Los Pinos: mátenlos de hambre. En su sexenio, el mini ingreso aumentó 135 por ciento, con una inflación acumulada de 222.50 por ciento (la información es del Inegi), es decir, ésta creció el doble que el primero, con una espeluznante pérdida de poder adquisitivo, todo para favorecer al capital privado.

Qué tal el brutal aumento (50 por ciento de un plumazo) al IVA (recuérdese la roqueseñal, en 1995), la devaluación del peso frente al dólar (más de 173 por ciento), la entrega de la factura petrolera al gobierno estadunidense, el rescate carretero (que al igual que el Fobaproa, se trasladó a los mexicanos y no tiene para cuándo), la feroz especulación con Tesobonos (a costillas del erario), los subsidios cambiarios al gran capital ( ídem) y tantas otras gracias de quien llega a nuestro país a dar clases de cómo hacer las cosas para el bienestar para tu familia.

Las rebanadas del pastel

Hoy, convocado por la Confederación General del Trabajo, paro nacional en Argentina contra el esperpéntico Javier Milei.

Twitter: @cafevega

 


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