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El factor Sheinbaum, Ayotzinapa y el color de la piel

30 de septiembre de 2023 00:05

Buscado o no, ahí está el efecto Sheinbaum. Mujer, honesta, libre de antecedentes de abusos y otras chabacanerías y, además, algo muy importante, muy cercana al sector educativo, pues tiene una carrera académica y universitaria y antecedentes nada improvisados en la lucha estudiantil. Además, aparece como claramente ligada a la figura de AMLO, a su discurso y sus prioridades. Una combinación que la convierte en una figura estratégica para Morena, capaz de convocar a sectores como el universitario y educativo, a las y los jóvenes y a esos sectores medios de la población mexicana progresistas y que desde hace mucho no ven futuro en el PAN-PRI pero que de un tiempo acá se sienten desechados por la 4T.

La paradoja que ahora enfrenta la candidatura, sin embargo, es que cuestiones muy graves que afectarán la campaña electoral vienen precisamente del terreno de la educación. No sólo porque, como recientemente en Culiacán, son los y las maestras las que más ruidosamente protestaron porque connotados priístas y panistas locales fueron presentados como “aliados” de la candidata, sino, sobre todo, porque ya hoy su figura está a punto de ser alcanzada por la cada vez más larga y comprometedora sombra de Ayotzinapa. Se la ve como ofreciendo un apoyo incondicional a un cuestionado ex jefe de la policía de la Ciudad de México que busca ser jefe de gobierno de la capital. En normales, universidades y en el magisterio el tema de la desaparición se está convirtiendo en un punto con razón muy álgido que difícilmente podrá esquivarse en la campaña y que de su manejo se desprenderán impredecibles consecuencias.

Otro grave problema es que cada vez más es visible la crisis que causa la ausencia de un proyecto de Estado, fuerte y decisivo respecto de las y los jóvenes. Hoy, de manera cada vez más sangrienta, estudiantes o no, son objeto de una violencia atroz que no se ve que vaya a cesar pronto, al contrario. Lo que ocurre en Zacatecas, Nuevo León, Morelos son sólo las manifestaciones de un trasfondo de abandono generalizado y especialmente cruel para los jóvenes. En nuestro país, la proporción de mortandad violenta de jóvenes (cerca de 30 por ciento del total) es el doble que la de la población adulta (14 por ciento). Son los que más sufren desempleo y los más privados de escuela (de 21 millones la mitad no la tiene ni, en gran parte, tampoco empleo). Un programa de alivio, el de Jóvenes Construyendo Futuro, sólo alcanza a 2.2 millones. Además, representan la proporción más grande de la población carcelaria del país (30 por ciento) y el sistema de educación superior es tan deficiente que México, como desde hace décadas, sigue ocupando el primer lugar en desatención en Latinoamérica si se le compara con países como Brasil, Chile, Colombia, Cuba y Argentina. Estos dos últimos tienen más de 80 por ciento de sus jóvenes en una institución educativa, México apenas poco más de 40 por ciento. Y el desinterés está tan confortablemente arraigado en nuestras instituciones que entre los 17 aspirantes a rector en la UNAM sólo uno ha entrado en el tema a profundidad y ha reconocido la existencia de dispositivos de desigualdad (“el examen de selección tiene un profundo sesgo contra de las mujeres”) (Ordorika en entrevista de Camacho y Hernández, La Jornada, 20/9/2023). Pero, además, indica el problema que significa para la apertura a la participación adulta y decisiva de los estudiantes en la institución, “el acaparamiento de la vida universitaria por parte de los directivos”. Se les quiere más bien pasivos y callados, cuando no se les considera como una masa a la que hay que entretener, hasta el punto de organizarles juegos o presentarles espectáculos de peluches. En la UAM, por ejemplo, sin informar acerca del importante propósito que estaría detrás de esta medida ni menos consultar si estaban de acuerdo los propios estudiantes y también sus profesores o algún órgano colegiado, una autoridad universitaria decidió que era necesario conocer el color de la piel de los recién ingresados a la institución. Y así, este año y para recibir a los recién llegados se les solicita responder a un cuestionario que precisamente incluye este tema. La pregunta 37 presenta una paleta con 10 matices de colores distintos e instruye: “A partir de la siguiente imagen, ¿cuál opción dirías que se parece más a tu tono de piel? (Escala cromática de A, negro, a K, blanco)”.

La misma tendencia a anular derechos básicos en nuestras instituciones de educación superior está presente en el fenómeno de la intensa y bien organizada precarización de profesores interinos, temporales, de asignatura. Concentrar el poder parece eficaz, pues genera periodos de pasividad y subordinación, pero de pronto e inesperadamente con gran potencia y determinación relámpagos alguna larga rebelión. Detrás de los crecientes paros y movimientos estudiantiles está la pérdida de espacios y del respeto a su dignidad y su derecho a vida y a la educación.

* UAM-X



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