Roma. El candidato de centro izquierda, Roberto Gualtieri, conquistó este lunes la alcaldía de esta capital en la segunda vuelta de las elecciones municipales que se celebraron el domingo y lunes superando al candidato derechista acusado de antisemitismo, según el conteo de dos tercios de los escrutinios
Gualtieri, 55 años, ex ministro de Economía (2019-2021), batió al aspirante de centro derecha con 60 por ciento contra 39.9 de Enrico Michetti, quien reconoció la derrota.
En el primer turno Michetti había superado por tres puntos a Gualtieri (30-27 por ciento).
Los romanos acudieron a las urnas al día siguiente de una manifestación masiva en la capital para reclamar la disolución de un partido de extrema derecha, nostálgico del fascismo, tras violentas protestas contra el pasaporte sanitario la semana anterior.
Gualtieri conquistó parte de los apoyos del tercer y cuarto lugar hace dos semanas: el independiente Carlo Calenda, que anunció su voto a favor de Gualtieri, y la alcaldesa saliente, Virginia Raggi, del Movimiento 5 Estrellas (M5E).
Pese a ello, la abstención reinó en todos los comicios celebrados en el país, con cerca de 44 por ciento.
Además de Roma, los candidatos de centro izquierda vencieron en Turín y en otras siete ciudades intermedias, mientras la derecha mantuvo sólo la alcaldía de Trieste.
Junto con Roma y Turín, las fuerzas de centroizquierda se hicieron con las cinco ciudades más importantes del país en estas elecciones con la victoria en la primera vuelta, como Milán, Nápoles y Bolonia.
"Llegó el momento de realizar un gran pacto. Pido a todas las fuerzas de la ciudad de unirse para relanzar Roma", lanzó el nuevo alcalde desde el propio comité electoral al tender una mano a sus adversarios y aliados.
El futuro alcalde tendrá que enfrentarse a los eternos problemas de la capital italiana, que adolece de un transporte público ineficaz y de una gestión desastrosa de la recogida de basuras.
La situación de la capital, de 2.8 millones de habitantes, una de las más extensas de Europa, se ha agravado tanto que los jabalíes, atraídos por la basura que se amontona en plena calle, circulan libremente en algunas zonas residenciales.