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Las madres

Piden mecanismo internacional de búsqueda

Enojo y tristeza en la marcha por desaparecidos contrastan con festejos

¡Únete, únete, que tu hijo puede ser!, gritaban

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▲ Por octavo año consecutivo se realizó la marcha por desaparecidos, del Monumento a la Madre al Ángel de la Independencia.Foto Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Sábado 11 de mayo de 2019, p. 8

El ambiente apacible, casi de fiesta que se respira en la ciudad por el Día de las Madres, se rompe y se transforma de repente cuando un coro de voces agrietadas, llenas de enojo y de tristeza, grita con una fuerza que desgarra la garganta: ¿Dónde están, dónde están, nuestros hijos, dónde están?

Es una pregunta simple que miles de madres de todo el país se hicieron ayer de nueva cuenta en la marcha que por octavo año consecutivo realizaron ellas, acompañadas de padres y otros familiares de personas desaparecidas, para exigir al gobierno federal que haga todo lo necesario para dar con el paradero de sus seres queridos.

Desde antes de las 10 de la mañana, la explanada del Monumento a la Madre comienza a poblarse lentamente con grupos de personas que han perdido a sus hijos, hijas, esposos, padres o hermanos, y muestran el rostro de sus seres queridos en playeras y mantas, como si fueran una suerte de amuleto contra el cansancio y la desesperación.

Cuando la marcha sale rumbo al Ángel de la Independencia, encabezada por algunos de los grupos pioneros en esta lucha, el coro de mujeres y hombres grita con un estruendo doloroso y arrebatado: ¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!, ¿por qué los buscamos? ¡Porque los amamos! y ¡Únete, únete, que tu hijo puede ser!

Resulta imposible mantenerse ajeno a un dolor que casi se puede tocar en el aire. Se ve por ahí a una mujer que camina con una pancarta que dice: Ni crean que nos vamos a ir a llorar a nuestras casas. Y sí: llora silenciosamente mientras camina por Reforma, acompañada de otros cientos de personas que viven la misma incertidumbre que ella.

También es posible ver a varios niños con la mirada extraviada y triste, cargando flores o mantas con la foto de quienes probablemente sean sus hermanos. Una de ellas, sin poder dejar de llorar, lleva una pancarta donde dice simplemente No quiero desaparecer.

Simulación

Una de las voces más adoloridas y sonoras es la de Griselda Ivonne García Zapata, quien busca a su hermano Carlos Gerardo, carpintero de oficio, desaparecido el 31 de octubre de 2008 en Torreón, Coahuila. Desde entonces, relata, las autoridades estatales y federales únicamente han simulado buscarlo, sin llegar a ningún resultado.

Aunque se me vaya la vida, mi propósito es encontrarlo a él y a todos, por el coraje y el dolor de ver a mi madre cómo se deteriora, de que mi padre ya falleció y no supo de su hijo, comenta Griselda, quien considera que el gobierno de México debe aceptar la intervención de un mecanismo internacional de búsqueda de desaparecidos.

Durante el mitin en el Ángel de la Independencia, el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México leyó un pronunciamiento en el que exigió que se instalen ya las comisiones locales de búsqueda con la plena participación de las familias, se acepte un Mecanismo Extraordinario Internacional de Identificación y se acepte la competencia del Comité contra las Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas.

Por su parte, el obispo de Saltillo, Raúl Vera, resaltó durante su mensaje que los miles de casos de desaparición que hay en el país son responsabilidad de una serie de gobiernos criminales que han recurrido a este delito de forma deliberada para usarlo como una herramienta de control social con el fin de mantener atemorizada a la gente.

Jan Jarab, representante en México de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, saludó que el gobierno actual reconozca la gravedad del problema de las desapariciones, pero alertó que queda mucho trabajo por hacer para construir un sistema eficiente de búsqueda en todas las entidades, reducir la impunidad y atender a las familias de las víctimas.